Promesas vacías. Neji Hyūga×OC. ||TERMINADA||

Capítulo Especial.

Capítulo especial:
¡El amor está en el aire!

 

《Inosuki y Hiashi》

El joven Hizashi corría de un lado a otro buscando sus cosas, Hiashi lo observaba despreocupado.

— Comienzas a marearme.

— ¡Lo siento!, ¡lo siento! ¿Has visto mi Kunai? —buscó detrás de la mesa de noche y lo sacó.

— ¿Por qué no sólo llevas otro?

— Es que me lo obsequió Inosuki-chan, si no lo llevo me mata.

— ¿Vas a salir con Inosuki? —se enderezó en su propio lugar— ¿Puedo ir contigo?

— Vamos a ir a entrenar. Cómo quieras. —se encogió de hombros mientras la puerta se abría, era su padre.

— Vamos Hiashi, tienes deberes.

— P-pero...

— Nada de pero, vamos. —le dio una última mirada a su otro hijo y esbozó media sonrisa— Andando. —salió de la habitación esperando que su primogénito lo siguiera.

— Será para la otra.

Esas otras oportunidades de convivir con la Yamanaka existían y a montones, ella y su hermano eran parte del mismo grupo además de ser mejores amigos.
Con el paso del tiempo era normal ver a Inosuki en la residencia Hyūga paseando por el jardín o deambulando entre los pasillos, claro siempre acompañada de Hizashi.

Pero ése hecho de verla así, le dio la ilusión de qué esa podía ser su vida, Suki caminando cómo si fuera su casa, quería que así fuera. Estaba enamorado de ella.

— ¿Puedes dejar de verla? —preguntó Hizashi en voz baja— Vas a incomodarla y ya no querrá venir. —ambos miraron a Suki servir el té.

— Es qué... He estado pensando en algo que me dijo tu compañero hace unos días, Fugaku-san. —lo miró esperando a qué le dijera algo más— Creé que ella está enamorada de su nuevo capitán, el forastero: Gakuto.

— Ah. Claro que sí lo está.

El reloj marcó el medio día y salió un pajarito de ahí haciendo sonidos de una alarma.

— Lo siento, debo irme. —dijo ella mientras se ponía de pie— Es tardísimo.

— ¿Segura no puedes quedarte? —preguntó la madre de los gemelos.

— No, será en otra ocasión, lo siento mucho.

— Tienes una cita, ¿cierto? —la Yamanaka se puso pálida al ser descubierta, miró fugazmente a Hiashi y luego tragó saliva— Hoy estás especialmente bonita, déjame adivinar, es Gakuto-san, ¿verdad? La mano derecha de Hiruzen-sama.

— Mamá, no creo que sea bueno indagar tanto en su vida.

— Ay, lo siento. Que indiscreta fui. Pero no te detenemos más. —sonrió dulcemente— Siempre es un placer tenerte aquí, ¿cierto, cariño?