EL ÁRBOL DE LA VIDA

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Katmandú, Nepal.
Día 83, 10:01 hrs.

Lee Hongbin se había sentido a gusto rodeado de extraterrestres, pero los humanos a veces le provocaban escalofríos, especialmente los pequeños, de miradas perdidas y con superpoderes o algo así.

El camión del tipo militar hacía su recorrido a través de un camino rocoso levantando una gran nube de polvo, pero la vista era impresionante. Hongbin fijó su mirada en las montañas nevadas que se elevaban hacia el cielo.

Ravi, sentado frente a Hongbin, también observó el lugar. Sacar a los niños secuestrados del laberinto de cavernas entre las montañas no había sido fácil, pero al final lo habían logrado, y con todos los menores a salvo.


* * *


Desierto de Gobi,
Día 83, 16:04 hrs.

Tan pronto como se bajaron de los vehículos, los guardianes reconocieron aquel lugar. Nunca antes habían estado ahí, pero una pequeña visión del futuro, que Tao había compartido un tiempo atrás, les había mostrado aquel lugar, aunque desde un ángulo distinto.

—¿Estás seguro de esto? —Suho susurró sobre el oído de Lay.

—No —el sanador admitió—, pero no hay peor intento que el que no se hace.

—Eso es suficiente para mí —Chen aseguró mientras analizaba los diferentes tonos de marrón en el extenso desierto.

En la distancia, un par de camiones que se dirigían hacia ellos levantaban una gran nube de polvo.

—¿Lo sienten? —Yeol preguntó con excitación.

El resto de los guardianes afirmó mentalmente.

Lee, Iván, Giselle, Seojun y Soeun, junto a otros tres niños que los guardianes desconocían, descendieron de los camiones con ayuda de Hakyeon, Nicole, Jin, Jimin, Hongbin y otro puñado de hombres y mujeres vestidos de negro.

Al reconocerlos, Iván corrió hacia Kai sin dudarlo, Seojun se abrazó a una pierna de Yeol, Soeun alzó sus brazos hacia Baek, Lee le ofreció una flor blanca a Lay y Giselle buscó con su mirada preocupada a Luhan, sintiéndose aliviada al encontrar a Sehun.

Tao encontró entre los pequeños al niño que había sido capaz de encontrarlo a través de visiones y notó que este lo saludaba con su mano. Le devolvió el gesto y notó a otras dos niñas, que también había visto en su visión, ellas se mantuvieron al margen de los saludos.

Suspiró, eso explicaba porqué en su visión solo habían ocho guardianes junto a los niños.

—¿Podemos hablar? —Kris susurró sobre su oído, distrayendo su atención de los niños.

—No hay nada de qué hablar —Tao siseó y dio un paso para alejarse del volador.

<< Cuando todo esto termine, solo recuerda que te amo, como jamás amé a nadie en mi vida >>.

Los guardianes, excepto por Tao, se giraron hacia Kris al escuchar su desesperado grito mental.

—Bueno, hace calor —Suho dijo, rompiendo la tensión—. Es mejor que comencemos de una vez.

Lay agrupó a los niños y les explicó lo que necesitaban de ellos. Los guardianes, excepto por Kris, Tao y Kai, quien sostenía a la bebé, ayudaron uno a cada uno de los pequeños a realizar su labor; separar sus elementos del elemento terrestre.

Poco a poco, los pequeños humanos empezaron a juntar una pequeña nube de gas blanco que fue concentrándose al centro del círculo.

Lay dejó a Lee en su lugar en el círculo y el niño continuó extrayendo parte de la sustancia blancuzca del suelo. El sanador fue hasta el centro y observó cómo la tierra árida adquiría mejor color y textura bajo el elemento perdido. Se arrodilló, puso las palmas de sus manos sobre la tierra y cerró sus ojos. Si sus suposiciones eran correctas, tenía que haber algo. Muy por debajo de la superficie lo sintió. Concentró todas sus ideas en el diminuto núcleo.

HUMANO ~EXO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora