VISITANTE INESPERADO

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Nueva York, Estados Unidos.
Central Park.
Día 76,     13:25  hrs.


Sehun estaba de pie sobre un viejo puente de madera que se elevaba sobre una suave corriente de agua en el enorme y destrozado parque. Probablemente mucho tiempo atrás ese había sido un gran lugar para pasar el día, o al menos esa fue sensación que le dio al guardián, que ya llevaba un par de días caminando sin rumbo por el interminable parque, o lo que quedaba de él.

Una fuerza de atracción casi magnética lo hizo levantar la mirada del agua hacia el cielo. Las aletas de su nariz se movieron al sentir un aroma familiar y de pronto recordó qué hacía tan lejos de su hogar; se suponía que debería estar ayudando en la Tierra con los demás guardianes. Ni siquiera había pensado en ellos durante estos últimos días.

Siguiendo su instinto, llegó hasta donde algunos de sus compañeros se encontraban. Fuera del enorme edificio habían decenas de banderas ondeando al son de la suave y fría brisa de la tarde. Sehun dio un largo suspiro y las banderas se revolvieron con fuerza, al mismo tiempo unas inesperadas nubes grises cubrieron el cielo, los truenos y la lluvia aparecieron repentinamente y el aire se enfrió mucho más.


*   *  *


Organización de las Naciones Unidas.
Nueva York, Estados Unidos de América.
Día 76,    14:08  hrs.


Necesitamos que lo contengan. 

Una mujer de cabello corto, que representaba a la Unión Intercontinental Asiática, hablaba en cantonés desde su lugar en la asamblea. Había muchos representantes y traductores por todo el gran salón decorado solo en tonos marrones.

Suho, Sehun, Chen, Xiumin, Baek y Yeol se encontraban sentados al centro del salón en una larga banca como si estuvieran siendo juzgados, probablemente muchos de los presentes lo estaban haciendo.

—¿Qué ganamos a cambio? —Suho se puso de pie, frunciendo su ceño.

—No están en posición de negociar —el presidente de la Unión Intercontinental Americana, un hombre anciano, de piel morena y cabello blanco, se veía claramente indignado.

—Queremos nuestra libertad. Exigimos que dejen de seguirnos.

Ese había sido el guardián del fuego, en cuanto se puso en pie y se irguió con su imponente altura, muchos se sintieron amenazados. Yeol parecía irradiar una extraña luz roja que lo hacía parecer muy amenazador. Sehun por su parte, no dejaba de pensar en los guardianes que no estaban, debía traerlos de vuelta y unir al grupo si en realidad querían hacer algo útil, estando separados, preocupados unos por otros, no lograrían mucho.

—No pueden estar por ahí, libres de vigilancia, son peligrosos —el presidente de la nueva China habló.

—Sería mejor que nos ayudaran —el presidente de Rusia, un hombre de mediana edad, bastante alto y de escaso cabello castaño propuso—. El mundo se está cayendo a pedazos allá afuera justo en este momento y ustedes tienen en sus poderes la solución a muchos de nuestros problemas. Estamos perdiendo el tiempo aquí.

<<Tiempo>>

Sehun se puso de pie y abandonó la asamblea en plena sesión, sin importarle los murmullos y la ola de enojo que se levantó a su alrededor. No podía seguir esperando. Los guardias de cascos celestes apostados en las puertas se hicieron a un lado, movidos por el elemento mental de Sehun, y nadie más intentó imponerse a su partida. Baek fue el primero en ponerse de pie y siguirlo con curiosidad.

HUMANO ~EXO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora