HUMANO ~EXO~

INSOMNIO

Bosque de Białowieska
Bielorusia
Día 12 18:10 hrs

Los guardianes llegaron a un claro en el enorme bosque, una zona que estaba ocupada por casas construídas mayormente de madera, no eran muchas. Era una pequeña comunidad. Pero el lugar se veía casi desolado; todas las viviendas estaban vacías. Un sonido como el de un animal agonizante los puso en alerta. Lay corrió en círculos intentando encontrar al herido pero no podía verlo

Nada se movía, solo la suave brisa que siempre perseguía a Sehun y que también rodeaba a los guardianes por precaución.

—¡Chen, No! —el grito de Xiumin no lo detuvo, así que levantó su mano para congelar el rayo, la sustancia afilada que resultó de la mezcla de elementos atravesó una rama limpiamente, haciéndola caer al suelo debajo de ella. Junto a la rama venía un personaje que levantó su mirada y los observó uno a uno.

Era un adolescente, delgado, tal vez quince años. Tenía el cabello negro como una noche cerrada, el rostro ovalado y ojos grises. No se levantó y todos guardaron silencio, cuando el chico gimió al intentar moverse, Lay notó que había sangre en su ropa, sangre fesca que llevó a sus ojos a buscar heridas en ese frágil cuerpo humano; lo que le impedía levantarse era una herida en su pierna.

Con valentía, el chico puso su mirada más amenazadora, no quería que estas personas lo vieran como presa fácil. Uno de los recién llegados, el que tenía el cabello negro como el suyo y cara de buen samaritano, se acercó a él y lentamente llevó una mano hasta su pierna herida. El muchacho se encogió en su lugar porque no tenía la fuerza necesaria para alejarse, cerró sus ojos. Inmediatamente el dolor se apaciguó y pronto no sintió dolor alguno. El tipo que lo ayudó cayó a gatas al suelo como si le faltara fuerza, y otro personaje, que tenía un rostro serio se acercó al ser caído y le susurró algunas cosas al oído como si lo estuviera regañando. Concentrado en eso no había notado que una mano amiga se extendía hacia él para ayudarlo a levantarse, dudó en tomarla mirándola con recelo.

—No te haremos daño —le dijo quien extendía su mano hacia él, era pequeño, su rostro se veía más joven que el de los demás y su tono de voz era extraño, casi melodioso.

—¿Quiénes son? ¿Qué quieren? —preguntó el joven humano, estaba agradecido con el extraño que lo había ayudado a deshacerse de su dolor pero no podía confiar en todos.

—Somos extraterrestres, ven levántate —dijo Sehun sin mucho tacto, acercándose y tomándolo de un brazo para levantarlo.

El hombre de ceño fruncido que lo había levantado era muy fuerte, lo había alzado como si fuera un muñeco de trapo y eso lo asustó.

De pie, el chico bien alcanzaba el metro ochenta, era muy alto aunque desgarbado, probablemente por su crecimiento acelerado.

—¿Qué quieren? —repitió.

—Nada en realidad, solo íbamos de paso y algo en este lugar nos llamó —Luhan respondió con sinceridad.

—¿Cómo te llamas? ¿Si estabas herido que hacías sobre un árbol? ¿Por que todo está desierto aquí? ¿Cómo te lastimaste? ¿Alguien te hizo daño? —el pequeño de cabellos castaños que le había ofrecido su mano primero, preguntaba acercándose mucho a él haciéndolo retroceder ante su cercanía.

—Me llamo Yuta, me escondí en el árbol porque tenía miedo, a casi todos se los llevaron, pocos huyeron hacia allá —señaló en dirección al este.

—¿Alguien los atacó?

—No, solo se llevaron a la gente, sin lastimarla, solo se los llevaron en camiones.