CENIZAS

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Casa de Yoseob.
Almatý, Kazajistán.
Día 9 21:26 hrs

Chen esperaba que no aterrizaran más dispositivos explosivos asesinos cerca de ellos. Segundos después de escuchar una segunda explosión, que había tenido lugar en alguna otra parte de la casa, luego una tercera, Chen estaba entrando en pánico, no quería, pero no pudo evitar imaginar la situación de los demás. Los guardianes del hielo y el rayo estaban parados en medio de la habitación espalda contra espalda, rodeados por las llamas. Xiumin estaba asustado, los cortes en sus manos, en especial el de la mano derecha, no le permitían liberar su poder, miraba sus manos con ansiedad y de pronto, la herida más grande empezó a cerrarse. Se estaba sanando sólo y lejos de alegrarse estaba asustándose más, un poco de calma llegó, al sentir como su poder regresaba a sus manos. No es que no pudiera generar su poder de otra manera, pero solo de las palmas de sus manos podía sacar grandes cantidades de hielo que era lo único que le valdría de algo en ese momento.

A espaldas del guardián del hielo, Chen buscaba una vía de escape y la visualización de los rayos llegó a él, cerró sus ojos y lo vio claro, abriría un camino pulverizando lo que estuviera a su alrededor << las cenizas no pueden incendiarse >>. Por lo que lanzó un potente rayo al frente, en donde suponía estaba la puerta, el muro que daba a la calle ardía con el triple de intensidad así que era posible que de ese lado su plan no funcionara. ¡Bien! el rayo les abrió un estrecho camino y Chen tomó el brazo de su compañero y lo hizo avanzar a sus espaldas a través de los escombros y las nubes negras, unos cuantos rayos más y la cocina ya destrozada se podía entrever. Ambos tapaban sus bocas con sus brazos pero aún así se estaba volviendo una hazaña monumental poder respirar, Chen empezó a pensar que no lo lograrían y probablemente Xiumin también porque uso ese momento para darle un último beso...

No. Xiumin no lo estaba besando, solo traspasando desde su boca algo vital que Chen estaba perdiendo mientras tosía cada vez más. El guardián del hielo sabía que el oxígeno era necesario para los cuerpos humanos y el podía sacar ese oxígeno de su propio poder.

En ese momento, algo que no había estallado decidió que era el momento adecuado de hacer volar lo poco que quedara de pie en la casa en llamas. Chen vio cosas estallar frente a él pero un gran muro de hielo que se vaporizó en cuestión de segundos lo protegió. Las llamas crecieron furiosas.

—¡Necesitamos un rayo enorme! —Xiumin gritó y luego empezó a toser, inicialmente Chen no lo entendió, pero luego vio que el guardián del hielo apuntaba en una dirección específica; era una gran cantidad de líquidos inflamables que se utilizaban para limpiar el hogar, el agente de la UI tenía un pequeño cuarto-armario-bodega repleto de desinfectantes, cloro, limpiadores, detergentes... podrían haber creado una bomba con todo eso, era una suerte que el fuego no hubiera alcanzado todo ese repertorio mortal. Chen dudó, pero ¿cuándo Xiumin le había fallado? Sin pensarlo más, atrajo mucha carga de las nubes sobre la tormenta y lanzó un mortal rayo.

Xiumin se apresuró a lanzar una gran cantidad de hielo para disminuir el impacto que la explosión podría tener hacia ellos, logrando que la mayor parte del impacto se dirigiera a la pared, dejando un gran hueco por el que pudieran salir. Pero, como si el destino conspirara en su contra, una explosión más les impidió salir por el agujero en la pared y los lanzó hacia arriba.

Los guardianes del rayo y el hielo salieron de la casa prácticamente volando, impulsados por la sexta explosión y el vapor en que se convirtió el ultimo escudo de hielo de Xiumin, como si de un géiser se tratara.

Kris se elevó en el aire para atrapar al duo de guardianes, que hacían su espectacular aparición a veinte metros de altitud y ahora caían en picada. 

Chen, bien protegido por la pared de hielo que instintivamente Xiumin creó al sentir que sus cuerpos se elevaban por la fuerza de la explosión, no tenía más que unos cuantos rasguños superficiales y quemaduras leves. Xiumin, por otro lado, sangrabra por todas partes, aunque el corte de la palma de su mano derecha había sanado por completo, otros en sus brazos, torso y piernas se habían abierto. Eran cortes considerables pero eran mucho menos alarmantes. Lay rápidamente corrió a él y en ese momento el guardián del hielo comprendió a quién le debía su sanación.

HUMANO ~EXO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora