AGUA

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Casa de Yoseob.
Almatý, Kazajistán.
Día  8,   08:07  hrs.


Lay no hizo nada más que congelarse en su lugar. No abrió los ojos, no dijo nada, no se apartó. Pensó en Suho. Solo él podría haber sido capaz de invadir su espacio personal de esa manera, y no es que le molestara, pero el momento fue efímero y para cuando abrió sus ojos, no había nadie en la habitación. Llevó dos dedos a sus labios, pensando en que tal vez estaba cayendo en la locura provocada por su estresante situación. Había soñado con haber sido besado mientras dormía.

Y el recuerdo se abría paso en su mente haciéndolo perder el hilo de sus pensamientos. 

* * *

Puerto de Santa María

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Puerto de Santa María.
Andalucía, España.
Día  6,   10:02  hrs.


Había algo de muy poca importancia pero de mucho impacto que seguía perturbando a Tao quien, por primera vez en su vida, no recuerda como fue que la cadena de acontecimientos terminó con Kris corriendo hacia él cargando un coco en cada mano.

Pero ese era el punto, la forma en que el cabello rubio de Kris ondeaba con la brisa marina en una mañana soleada mientras corría hacia Tao con deliciosos cocos en sus manos. No, ese no era el punto.

Tao intentó volver una vez más; Kris corría hacia él con un par de cocos en sus manos, el sol sacaba destellos a su cabello rubio.

Tao lo intentó una vez más, pero no dejaba de volver al mismo punto en donde Kris corría, con sus largas piernas a la vista, ya que solo vestía unos shorts, su cabello rubio. Sí, sí, quedaba claro que su cabello ondeaba con el viento y que los rayos del caluroso sol de las diez de la mañana le sacaban bonitos destellos dorados. Pero aún había algo que no encajaba. Había algo que no estaba bien. Seguro la sonrisa de Kris estaba bien, era perfecta, diez de diez, y era deslumbrante. Sí, pero ¿qué era lo que faltaba o sobraba en esa escena? El cabello rubio estaba bien también, los destellos también, nada fuera de orden. ¿Pero qué era? Tao intentó pensar más a profundidad... ¡Los cocos! ¿Por qué Kris traía unos Cocos? ¿Kris tenia sed? ¿Tao tenia Sed?

No, no eran los cocos. 

A lo lejos, Tao alcanzaba a escuchar la voz de Kris, era una voz suave y musical... ¿Qué decía?

Algo hacía presión en su nariz, y luego algo presionaba sus labios, algo cálido y suave... 

—¡No se te ocurra morir! 

Tao escuchó claramente esas raras palabras, ¿a quién se le ocurriría morir solo porque si? Tao sintió una extraña presión en su pecho. Y luego otra vez ese algo cálido que presionaba sus labios...

Y aire.
Aire que entraba bruscamente por su boca. Tao abrió sus ojos, sintió náuseas y su espalda se arqueó cuando el agua salió a borbotones por su boca.
Se dio vuelta quedando de cara al suelo, para terminar de expulsar el agua salada. Quedando apoyado con palmas y rodillas sobre la arena.

HUMANO ~EXO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora