CENTROAMÉRICA I

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Masaya, Nicaragua.
Día 41,   07:11 hrs.


Tao se había quitado su camisa y se veía en el espejo de cuerpo completo. Kris pudo ver el torneado torso del guardián del tiempo, a través del espejo, cuando estuvo a punto de entrar a la habitación y, aunque Tao se había cubierto con su camisa rápidamente, Kris pudo observar la marca de poder en el pecho de Tao; dos triángulos que se juntaban en las puntas... era un reloj de arena. Pero era extraño, su marca era de color negro, un negro reluciente como el petróleo.

Kris corrió al cuarto de baño y levantó su propia camisa azul con estampado de superhéroes, que Jimin había tenido la amabilidad de comprarle. La marca de poder que el guardián volador llevaba en su pecho era un dibujo, muy parecido a las runas, que representaba a un dragón. Kris deslizó sus dedos, delineando su propia marca. Arrugó su ceño. Su dragón brillaba suavemente en tonos naranja, rojos y algunos puntos en amarillo brillante.

—Si te estás preguntando por qué la mía es negra, solo déjame decirte que no lo sé —dijo Tao apareciéndose en el cuarto de baño, mirando a Kris a través del espejo.

—No recuerdo que alguno de nosotros llevara una marca que brillara en un color tan oscuro cuando llegamos a la Tierra —Kris dijo, recordando el día en que llegaron al planeta Tierra.

—Inicialmente era casi blanca, luego plateada. Ha ido oscureciéndose con los días.

—¿No crees que eso sea algo malo?

—Espero que no —respondió Tao sin mucha emoción en su voz, bajó su mirada y salió del cuarto de baño.

* * *

Kris y Tao eran los únicos guardianes que no compartían la cama para dormir, o para algo más. Kris, evitando incomodar a su compañero, siempre tomaba una almohada y una sábana y se marchaba a dormir al sofá, o al suelo, en aquellas ocasiones en las que no encontraban habitaciones con dos camas disponibles. A Kris no le molestaba, aunque Tao se sentía un poco culpable por tener siempre un abundante y acolchonado espacio para dormir, mientras Kris tenía que dormir casi siempre hecho un ovillo, porque era demasiado largo y no cabía en los sofás.

Esa noche, el guardián del vuelo estaba acostado en el suelo al lado de la cama, con su cobija cubriéndole hasta el cuello y con sus cautivadores ojos de color sepia bien abiertos brillando como dos luceros en la oscuridad que traía la noche. En algunas ocasiones ambos guardianes sostenían una trivial conversación sobre cosas de la Tierra que Tao no comprendiera y que le parecieran interesantes, hasta que Kris decía el último "buenas noches" y el guardián del tiempo guardaba silencio fingiendo dormir, mientras Kris fingía que no sabía que su compañero aún estaba despierto.

Esa noche en particular, no hubo charlas, ningún intercambio de risas u opiniones, solo tres palabras en tono de interrogación y un lento asentimiento...

"¿Quieres dormir conmigo?"

* * *

Los primeros rayos de sol se cribaron por las ventanas abiertas y dieron de lleno en el rostro de Tao. El guardián del tiempo se giró sobre su cuerpo y casi cae de la cama, abrió sus ojos y levantó la mirada, recorrió toda la habitación con sus orbes oscuros pero su compañero no estaba ahí.

HUMANO ~EXO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora