EXPLOSIONES

1.8K 188 75
                                    


Base de la Unión Interplanetaria en la Tierra.
Seúl, Corea del Sur.
Día 8,    8:00 hrs.

—¿Qué sucede con estos aparatos Leo? ¿Por qué no funcionan? —el comandante dejó el dispositivo en el escritorio de su mejor amigo.

—Sí, hola, estoy bien, gracias por preguntar —Leo se vio un poco ofendido pero lo dejó pasar, estaba demasiado cansado. Se tomó un segundo para examinar el aparato —¿Por qué tienes el móvil del guardián de la fuerza? —preguntó, intentando guardarse su nerviosismo, sabía que estaba siendo vigilado.

—¿Cómo sabes que le pertenece a él? —preguntó bastante extrañado, se suponía que todos eran exactamente iguales, y los guardianes no se habían molestado por ponerle un distintivo.

—Cualquiera puede saberlo, mira aquí —Leo le mostró una de las esquinas del dispositivo; había una pequeña marca de un par de milímetros, casi invisible, era una réplica en miniatura de la marca de poder en el pecho del guardián.

—Oh, nunca lo vi.

—No te culpo, se supone que por eso es tan diminuta. ¿Dices que no funciona?

—Sí. Casi nunca tienen señal y nuestros radares no los encuentran —Leo miró disimuladamente en todas direcciones.

—¿De qué hablas? todos están aquí —le dijo, hablando lo más bajo que pudo sin verse sospechoso y maximizando tres de sus ventanas en el ordenador, ocho puntos rojos se mantenían juntos en Kazajistán, dos en Rusia y dos en España. Cha miró perplejo a la pantalla.

—¿Siempre les has seguido la pista? ¿Siempre has sabido en dónde 

—Sí, ese es mi trabajo —con su cabello rubio cenizo cayéndole sobre la frente y cubriendo parte de sus ojos, Leo se veía muy cansado, su piel blanca se veía aún más pálida de lo normal, también tenía ojeras. Hakyeon se preocupó.

—¿Cuándo fue la última vez que descansaste? 

Siguiendo un presentimiento, el comandante Cha no mencionó que en los informes que él había recibido se detallaba que la señal de los guardianes desaparecía frecuentemente y por eso los satélites rara vez mostraban su ubicación, incluso él mismo había intentado y nada. Pero ahí estaban, parpadeando en la pantalla del computador del jefe de monitoreo como si lo saludaran. Doce puntos rojos resplandecientes y llenos de vida. Leo pareció no escuchar la pregunta.

—Me he estado preguntando qué hacen todos allá —Leo meditó.   —Y esa tormenta, ¿por qué han creado una tormenta tan fuerte? Se supone que están aquí para ayudar no para empeorar la situación climática.

—Ellos no han creado esa tormenta.

—Déjame diferir, porque esa tormenta no es natural —apuntó el rubio con tono acusador, aunque más que nada sonaba cansado, como si fuera un anciano en su lecho de muerte a punto de exhalar su último aliento.

—¿Cómo que no es natural? —la pregunta no pudo ser respondida; Leo se veía bastante mal y antes de que Cha tuviera tiempo de reaccionar, el rubio cayó desmayado sobre el teclado de su ordenador.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
HUMANO ~EXO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora