A LA MITAD

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Suho había visto pasar por el cielo la luna completa, de principio a fin. Había tomado por costumbre despertarse poco después de la media noche y subir a la azotea para ver a la luna terrestre, esperaba que Lay también estuviera mirándola en donde fuera que estuviera. Era deprimente, pero así sentía que de alguna manera estaban conectados.

Suho contaba estrellas, había aprendido las constelaciones que se podían ver desde el planeta Tierra, y terminaba con silenciosas lágrimas al intentar no pensar en Lay, porque era justo en ese momento, en el frío y oscuro tejado que se sentía más solo que nunca. Era ese el único momento en el día en el que se quitaba el disfraz de líder y se permitía sufrir. Echado en el cemento y mirando al eterno firmamento apretaba y arrugaba su camisa a la altura del pecho sintiendo que su corazón iba a partirse, aunque eso fuera físicamente imposible.

Tenía la esperanza —esa maldita esperanza que se rehusaba a abandonarlo— de volver a verlo. En ocasiones se sentía solo como Junmyeon, Kim Junmyeon, el humano, ya no como un poderoso guardián; no cuando su lado humano lo golpeaba con tanta fuerza.

"Te amo..." susurraba una vez más, horas más tarde cuando el sol empezaba a aclarar el tono azul del cielo, se limpiaba las lágrimas y se levantaba, dándole un último vistazo a la ciudad e imaginando que en cualquier momento Lay aparecería con su tierna sonrisa llena de hoyuelos y con su infinita bondad, que volvería para salvarlo de su pena. 

<< Si no es hoy, será mañana >> 

Era su mantra, era esa la esperanza que lo mantenía de pie, si soltaba ese delgado hilo, temía caer en ese profundo abismo de dolor del que temía no poder salir nunca más.


* * *


Del otro lado del mundo, Lay ya no dormía, no necesitaba fuerza propia. Pero en las noches se echaba en el suelo para contemplar las estrellas, pasaba horas y horas observando el firmamento y algo dentro de él se removía inquieto, un persistente sentimiento humano de desasosiego. En una de las noches que daban la bienvenida a la gigantesca dueña de las mareas algo extraño sucedió; una lágrima, una sola. La pequeña gota salió por la esquina de su ojo sin que él se diera cuenta hasta que llegó a su oreja. La limpió y elevó su dedo mojado que brillaba tenuemente. 

Un recuerdo se filtró de los más profundo de su mente.

... Un hombre, hermoso más allá de la humanidad, le sonreía mirándolo a los ojos, puso un beso en sus labios... un beso que sabía a agua... "te amo" dijo una vez, pero el eco persistió, deformando las palabras hasta que no se escuchó nada más...

Lay se sentó abruptamente y tocó sus labios. Probó las palabras.

 —¿Te amo? —dijo, pero su voz no sonaba igual. Frunció el ceño, tenía esa sensación de que algo le faltaba, se sentía vacío y otro recuerdo lo atacó.

"Nosotros somos uno". Unas manos que se deslizaban por su cuerpo desnudo provocando que sus terminaciones nerviosas entraran en caos. Escuchó en su oído como una voz muy agitada repetía una y otra vez ese "te amo"...

Sus dedos se hundieron en el pasto y terminó arrancando una buena parte. 

—Te amo —repitió y ahora su voz se escuchaba un poco más familiar.

De su otro ojo descendió una lágrima que atrapó a la mitad de su mejilla, la levantó y la imagen de ese ser que sabía a agua se plasmó en sus retinas.

HUMANO ~EXO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora