ESPECIAL I. SIN DUDAS

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Namsan.
Seúl, Corea del Sur.
Día 20,  19:00  hrs


De pronto el aura densa y oscura de Kai había vuelto. Dyo lo sabía, la intensa mirada que oscurecía el iris del guardián y la sonrisa de lado lo confirmaban.

Antes de que cualquier protesta saliera de su boca, Kai se encontraba acorralando a su compañero entre un árbol cercano y sus brazos. Lo miró con intensidad y Dyo no tuvo idea de cómo ese ser tenía el poder de acabar con su capacidad de articular palabras con una mirada, jamás entendería cómo es que añoraba someterse ante los deseos del teletransportador. La forma en que lo miraba, santo cielo, no tenía que decir nada, no tenía que pedir... Dyo lo seguiría hasta el infinito si se lo pidiera, incluso si no pedía nada, Dyo le hubiera dado su ser. 

Unos minutos atrás el guardián de la fuerza se había prometido desechar sus dudas, acceder a sus deseos contenidos y permitirse ser feliz.

Los segundos pasaban, el tiempo pasaba y Kai no sabía qué tendría que hacer. Desde su primer beso, había tenía miedo de que lo separaran de su guardián. Se negaba a ver la realidad como algo inamovible, tenía que haber una forma de hacer que se quedara a su lado. 

Los segundos pasaban.

—Quédate conmigo —Kai pidió de repente. Dyo lo miró por un instante, sin comprender. —No estoy dispuesto a tener que decirte adiós cuando esto termine —Kai lo miró a los ojos con intensidad. —Quiero estar contigo, pero no sabiendo que pronto te irás y no volveré a verte por el resto de mi existencia.

—¿Cómo podría quedarme? —Dyo susurró.

—Es tu decisión, nadie puede forzarte a regresar.

Dyo sopesó las posibilidades.

—¿Tú te quedarías aquí... por mí?

Kai sonrió con ternura.

—Yo ya me quedé aquí por ti.

Kai lo sostuvo del rostro y besó las comisuras de su boca, su mejilla, su sien, su frente y la punta de su nariz, antes de poner un beso húmedo en sus labios, abriéndose paso por esa maravillosa entrada a la felicidad que era toda una nebulosa a explorar. 

El poder de Kai, activándose a voluntad independiente, los hizo volver a la casa de la UI, y de pronto Dyo se encontró cayendo de espaldas sobre el sofá de la sala de estar, en donde todos los guardianes habían compartido su primera noche en la tierra. El guardián de la fuerza sonrió. Y esa sonrisa de felicidad en su rostro, que estaba siendo besado por el guardián de la teletransportación, no parecía dispuesta a borrarse. Escuchó una risita cómplice por parte de parte de Kai, que había caído sobre él. 

Dyo se apresuró a poner sus manos sobre la piel que la camisa desabotonada de su compañero le permitía y acarició toda la zona.

—Espera, esto es incómodo —Dyo no tenía completo acceso a la piel de su compañero como hubiera deseado, el sofá no era lo suficientemente grande. Kai sonrió con malicia y sus ojos brillaron en anticipación mientras lo abrazaba. —¡No! 

Cuando Dyo abrió sus ojos, se encontraban el la habitación que habían estado compartiendo esos últimos días. El lado de Kai era un desastre de cosas regadas por todo el lugar. Los guardianes estaban en la misma posición que en el sofá, pero ahora en una cama amplia y con el embriagador aroma del teletransportador impregnada en ella.

—Podrías haber avisado —Dyo reprochó, poniendo una mano en su boca, conteniendo las ganas de vomitar. Cerró los ojos unos segundos y respiró hondo antes de abrirlos otra vez.

HUMANO ~EXO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora