BAJO LA TORMENTA

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Casa de Yoseob
Almatý, Kazajistán.
Día 5,    00:03 hrs

—¡Kai!

El grito retumbó por toda la casa. Y en menos de cinco segundos, Chen había tirado la puerta de la habitación de Kai y Dyo de una patada a lo Jackie Chan. Sin ver hacia a dónde, lanzó un potente rayo que fue a dar al armario que contenía la ropa de invierno de Yoseob. La puerta del mueble estalló haciendo volar trozos de madera por toda la habitación, una llamarada cobró vida dentro de lo que quedaba del armario devorando los abrigos y las cartas de amoríos pasados que el agradable empleado de la UI había guardado ahí. Xiumin entró en la habitación en el momento de la explosión y se lanzó sobre Chen tirándolo al suelo, protegiéndolo con su cuerpo. Al notar las llamas, tocó el suelo enviando una fría corriente que congelaba todo a su paso en dirección al armario y las llamas cedieron. Un segundo después, el mueble, y todo lo que contenía dentro, estaba completamente congelado, al igual que la mitad de la habitación. Xiumin inspeccionó a Chen en busca de daños, por suerte no encontró ninguno.

—¡En qué estabas pensando! ¿Por qué incendias la casa? Tienes prohibido volver a ver televisión —lo sentenció sabiendo que todo esto lo había aprendido viendo programas de artes marciales. Chen bajó la mirada como un niño regañado, él solo quería ser como los de la TV << ¡Su vida era tan genial! >>

Xiumin era más como una mamá débil y consentidora que, al ver la cara de Chen tan abatida, ajustó su castigo —Está bien, sí puedes ver televisión, pero no veas cosas violentas —le dijo con ternura, acariciándole el cabello que le caía en la frente.

Aún sentados en el suelo, Chen se abalanzó sobre Xiumin para abrazarlo, tumbándolo en el proceso y plantándole un ruidoso beso en los labios.

En el suelo al otro lado de la habitación, Dyo los miraba, sentado sobre el suelo con las piernas cruzadas, a la par del cuerpo inconsciente de Kai, muy entretenido con la escena. Rayo y Hielo se voltearon ver a Dyo cuando este carraspeó para hacerse notar.

—¡Ah! Dyo, ¿Qué pasó? —Chen recordó por qué estaban ahí en primer lugar.

—Creo que maté a Kai —dijo con toda naturalidad, apuntando al mencionado, que no daba señales de vida.

—¿Por qué? ¿Qué te hizo? —Chen estaba consternado, incluso había pensado que ellos se gustaban.

Xiumin corrió al cuerpo de Kai para verificar su pulso. Soltó el aire que había estado conteniendo por la preocupación, al sentir que el guardián vivía —¿Qué sucedió? —se volvió en dirección a Dyo con el ceño fruncido.

—No está muerto, Chen —lo tranquilizó Dyo, ya que el pobre parecía a punto de llorar —creo que se desmayó.

—Me besó —Dyo se dirigió a Xiumin esta vez.

—¿Y lo golpeaste?

—¿Qué? ¡No! Yo también lo besé

—... ¿y?

—Creo que tal vez me excedí... —Dyo estaba claramente sonrojado y desviaba su mirada.

—¿Pasaron a segunda base? —Chen lo miró alzando sus perfectas cejas con un gracioso gesto acusador.

—¿Segunda base? —Dyo preguntó con confusión.

—No le prestes atención, solo dinos cómo terminó en el suelo.

—Creo que mi abrazo casi lo asfixió. Estábamos besándonos y perdí un poco el control de mi fuerza, solo quería sentirlo más cerca de mi cuerpo, pero de pronto él se quedó quieto y yo pensé que se había cansado de mí, así que lo solté y él intentó levantarse de la cama pero se veía mareado y al pararse cayó al suelo, como mis reflejos no son tan rápidos como los suyos no fui capaz de sostenerlo y grité cuando golpeó el suelo. Creo que la falta de aire y el golpe lo dejaron inconsciente. Luego entró Chen y ya ves lo que pasó —le dijo señalando la habitación quemada-congelada.

HUMANO ~EXO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora