LARACHE, LONDRES, COREA DEL SUR

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Casa de Yoseob. 
Almatý, Kazajistán.
Día 7,   14:45  hrs.


Kai derrapó hasta el comedor, en donde Dyo y Chen se encontraban, intentando leer un libro cada uno a pesar del ruido en la casa. El teletransportador tenía en su rostro la necesidad de tirarse desde un precipicio.

—Volveremos pronto —Kai avisó a Chen y tomó a Dyo de la mano, este último se preparó para las nauseas; cerró sus ojos y apretó sus labios.


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* * *

Desembocadura del río Lukus. 
Laraché, Marruecos.
Día 4,    00:01 hrs.


—Aquí no hay nada. Ni nadie.

—Pero este es el lugar —Tao se notaba muy confundido. Estaba seguro de que ese era el lugar exacto. Pero ahí no había nada más que ruinas de lo que alguna vez fue una casa aislada cerca de la playa.

—¿Qué ha pasado aquí? —Kris preguntó, al ver los escombros. Cuando no escuchó respuesta de Tao, se giró para verlo.

Tao tenía otra vez sus ojos de ese tenebroso color perla y Kris instintivamente retrocedió un par de pasos, el guardián del tiempo se giró hacía él y le tomó la mano.


Kris abrió sus ojos nuevamente y, aunque estaba en el mismo lugar, dedujo que habían viajado a un tiempo atrás ya que lo que tenía frente a él no eran ruinas; era una bonita casa blanca.  Era de noche y, a través de las ventanas abiertas, podía ver a la familia que se disponía a cenar en el interior. Eran un hombre y una mujer adultos y dos niños no mayores de diez años. Tao empujó a Kris hacia las sombras que proveían algunos árboles y luego de un minuto de espera vieron como un pequeño dispositivo metálico caía dentro de la casa, entrando por una de las ventanas abiertas y soltando una especie de gases que dejó inconsciente a los miembros de la familia. Luego dos hombres vestidos de negro y que portaban máscaras antigases tumbaron la puerta.

¿Son descendientes? Tao, debemos ayudar antes de poder dar su primer paso cerca de la casa, Kris se encontró de rodillas en el suelo, con su brazo derecho doblado en un extraño y doloroso ángulo tras su espalda. Sintió a Tao bajar al suelo junto a él y susurrarle al oído. 

¿Qué clase de idiota eres? No se puede cambiar lo que ya pasó, solo lograrías que te maten Kris asintió y el guardián de cabellos negros lo liberó. Para el guardián volador fue uno de los retos más difíciles, el quedarse solo como un espectador de lo que sucedió a continuación, sin lanzarse en la ayuda de esa familia.

Los hombres enmascarados salieron de la propiedad, uno de ellos cargaba al más pequeño de los niños, todo lo que Kris pudo notar fue que se habían marchado en un auto negro. En cuestión de segundos, algo dentro de la casa estalló y las llamas que se alzaron al cielo hubieran sido algo hermoso que apreciar, de no ser porque el fuego estaba terminando con la vida de tres seres humanos. Algunas lágrimas intentaron llegar los ojos del guardián volador pero este cerró sus ojos para retenerlas y no mirar más algo que probablemente lo atormentaría por el resto de su vida. Kris quería gritar, correr y esconderse; no importaba cuantas muertes hubiera visto ya, o cuantas más tendría que ser forzado a ver, la sensación de impotencia y dolor no cambiaría jamás.

HUMANO ~EXO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora