TELEVISION

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Casa de Yoseob,
Almatý, Kazajistán.
Día 3 07:11 hrs

Dyo abrió un ojo perezosamente. Ya era de día pero todo estaba grisáceo a su alrededor. Podía escuchar la tormenta seguir golpeando sin tregua el tejado de la casa. El guardián estaba tendido boca abajo en la cama y sentía un peso en su espalda, intentó moverse pero el peso lo aplastaba contra el colchón, movió sus manos en dirección a su espalda y tocó piel que no era suya; tenía una pierna de Kai sobre su cuerpo. El otro guardián estaba dormido en diagonal sobre la cama pareciendo un árbol; piernas y brazos extendidos por doquier como ramas.

—Kai, Kai, ¡Kai quítate de encima! —Dyo daba manotazos en el brazo de su compañero para llamar su atención pero este tenía el sueño muy pesado. Dyo no quería poner más presión de la necesaria para apartar a Kai, temiendo no poder medirse y lastimarlo, así que redujo la fuerza de sus golpes y se mantuvo hablándole arrastrando la voz, esperando a que por fin se despertara —Kai, Kai, despierta. Hey, Kai, despierta, Kai, Kai, Kai, Kaiiiiii...

Finalmente luego de unos minutos, cuando Dyo ya se había dado por vencido, sintió como Kai se tensaba, estirándose como si estuviera despertando. Pero no. Kai solo se acercó y añadió un brazo al peso que Dyo debía soportar. Rodeándolo con una pierna y un brazo Kai se pegó más a él y lo apretujó como si fuera un oso de peluche de tamaño humano.

Impedido su movimiento de brazos y piernas, y con su rostro enterrado en el pecho del chico alto, Dyo se sentía asfixiado e intentaba soltarse de la prisión de piel morena.

—¡Kai, despierta ya!

—¿ ...Mh?

Su-el-ta-me —Dyo empujaba pero Kai fortalecía su agarre.

Dyo alejó su rostro del pecho de Kai para intentar verle la cara.

—Te lo advierto... —su amenaza se atoró en su garganta al levantar su mirada y tener un primer plano de los carnosos labios de su aprisionador.

<< Se veían tan ... ¿apetitosos? ¿desde cuándo tengo instintos caníbales? >>

Los labios de Kai se estiraron lentamente y Dyo buscó sus ojos. Kai lo miraba desde arriba y le sonreía desafiante.

—¿Qué me adviertes? —preguntó con cierta burla. 

Dyo volvió de su efímero estado en trance. —Muy tarde —sentenció mientras usaba su fuerza para lanzarlo al suelo.

El guardián de la teletransportación fue rápido y desapareció antes de tocar el suelo, reapareciendo al pie de la cama y lanzándose sobre el guardián de la fuerza. Dyo se volvió prisionero otra vez; Kai estaba sobre él con una rodilla a cada lado de su cintura mientras lo forzaba a tener sus brazos sobre su cabeza, deteniendo sus muñecas juntas con una de sus grandes manos y con la otra deteniéndose a sí mismo sobre el colchón.

Déjame dormir en paz —Kai le dijo con los dientes apretados. Estaba mirándolo a los ojos. Una sonrisa de lado trepaba por su rostro, una sonrisa que lo hacía ver un poco diferente, aún más atractivo, pero había algo más. Parecía peligroso y despertaba en Dyo sensaciones que aún no era capaz de describir.

—No si eso me convierte a mí en tu almohada —Dyo le sonrió de igual manera y lo empujó lejos de nuevo.

El juego continuó con uno siendo lanzado cada vez con más fuerza a todas las esquinas de la habitación y con el otro siendo aprisionado en cada una de ellas.

Allí estaba otra etapa de Kai, ya no era el niño alegre y acosador del primer vuelo, ni el chico tímido del segundo, mucho menos el juguetón bajo la lluvia; este, era un Kai atrevido con un aura más densa y oscura que Dyo quiso conocer a fondo.

HUMANO ~EXO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora