CACERÍA III: DOS BANDOS

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Kai se apareció en medio de la nube de tierra y humo que aún no se despejaba. El humo no les permitía ver mucho más allá de los que sus brazos alcanzaban, el suelo bajo sus pies estaba negro y habían llamas dispersas por todas partes. Dyo divisó a Lay en el suelo solo unos metros adelante y corrió hasta él separándose de su compañero. El sanador estaba tendido en el suelo, respiraba pesadamente y fruncía el ceño.

—¡Lay! —Dyo lo llamó y el sanador inmediatamente abrió sus ojos en los que resplandecía un círculo dorado—. ¿Estás bien?

—Ahora sí —el sanador lo tranquilizó y se puso de pie—. ¡Suho! —exclamó cuando su mente se esclareció del todo. El guardián líder había salido disparado lejos de su alcance por la fuerza del impacto, aunque ya habían corrido una buena distancia cuando el misil  hizo contacto con la superficie terrestre.

—¡Aquí! —se escuchó la voz del líder pero debido a la nube de tierra y humo no se le veía por ninguna parte.

Kai llegó con Sehun y Luhan en este momento. El poderoso de los vientos hizo desaparecer la interferencia visual con un movimiento de su mano. Por fortuna, ambos guardianes parecían ilesos.

¡Aaaaaahrg! —un sonido mitad grito, mitad gruñido, proveniente del guardián del rayo, se escuchó. Acababa de electrocutar a los humanos encargados de realizar el reconocimiento terrestre. No eran más de un par de docenas y Chen los sacó de combate con facilidad. Xiumin aún estaba a su lado en el suelo y se apresuró a auxiliarlo.

El guardián helado había recibido una buena quemada en su pierna. A Chen le preocupó un poco el hecho de que Xiumin fuera capaz de quemarse, pero se sintió reanimado al ver como el guardián se curaba a sí mismo, aunque su pantalón se había convertido en un short chamuscado.

Suho intentó apagar el fuego con su poder, aunque terminó formando una espesa lluvia al notar que las llamas se avivaban y dispersaban con más rapidez de la que él trabajaba. Chen se acercó y añadió unos rayos a las nubes sobre la cabeza de Suho, nadie estuvo seguro de para qué, hasta que la lluvia se convirtió en una repentina tormenta que acabó con el fuego instantáneamente.

—¿En dónde están Baek y Yeol? —preguntó el líder al ver aterrizar a Kris y a Tao un poco más adelante, lejos de la tormenta recién formada.

—¡Aquí! —dijo Baek saliendo de su escondite: una montaña de escombros. Yeol lo seguía y cojeaba un poco. Suho se sintió aliviado al ver que todos se encontraban relativamente bien. 

La primer bala se detuvo frente a los ojos del guardián de la fuerza. Afortunadamente, Luhan había sido bastante agudo como para escuchar el silencioso silbido atravesando el aire, antes de que este se hundiera en la cabeza humana del guardián de la fuerza y, por suerte, también lo suficientemente rápido como para detenerla.

—¡No, Dyo! —Suho gritó, pero al guardián de la fuerza empezaba a cambiarle el tono natural de sus ojos. 

La pequeña bala flotaba a centímetros de su rostro, enfureciéndolo. Alzó sus manos, extendiéndolas a los costados y la tierra empezó a temblar. Subió su mano derecha al cielo y luego la impulsó al suelo. Las ondas de fuerza golpearon un punto frente a sus pies abriendo un enorme agujero en el suelo. Creando una falla. Las ondas magnificadoras rompieron más el suelo en las capas internas y en un radio de setecientos kilómetros todo se estremeció en un grado en la escala de Richter que nunca antes había sido alcanzado. Los humanos que se mantenían a prudente distancia fueron lanzados por al aire por las ondas de fuerza como simples muñecos de trapo, muchos murieron al impactarse con demasiada fuerza contra el suelo o contra alguna estructura.

HUMANO ~EXO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora