PLAYA

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—Sehun, debemos continuar. 

Luhan observó el océano con preocupación.

—Conocemos la dirección en Ottawa, hay que ir allá —sugirió—. Seguro ellos harán lo mismo.

—Estoy cansado Lu, no quiero seguir —el agua escurría de los cuerpos humanos de los guardianes extraterrestres. Todavía estaban en una zona rocosa a unos metros de la orilla de una playa aparentemente desierta.

Sehun notó que Luhan tiritaba, abrazándose a sí mismo. Movía sus manos frenéticamente sobre sus brazos, intentando entrar en calor. Hacía mucho frío y estar mojado no ayudaba. Se reprendió mentalmente por no hacer algo antes y lanzó una cálida ráfaga de aire en dirección a su compañero. 

El aire envolvió a Luhan, revolviéndole el cabello y secando sus ropas instantáneamente. Encantado, le regaló una enorme sonrisa de agradecimiento a Sehun, que ya se encontraba seco también. Caminaron unos metros sobre las rocas, tomados de las manos para darse soporte. 

Sehun había empleado gran fuerza para hacerlos llegar hasta tierra y dudaba ser capaz de seguir volando en ese momento. Cuando alcanzaron la arena seca, se soltó la mochila y la dejó caer. Luego se sentó de frente al mar, Luhan lo imitó. Ambos miraron ensimismados el océano oscuro. Sintiéndose pequeños; la inmensidad del cielo que se unía a las olas era abrumadora. Sin embargo, parecía un excelente lugar para pensar en todo lo que sucedía. 

Estaba oscureciendo ya y sobre ellos algunas estrellas fueron apareciendo. Debían seguir, no parecía una buena idea quedarse ahí en la oscuridad. Sehun miró a su espalda y se sorprendió. También habían luces detrás de ellos. No sabía si era bueno o malo, pero le alegró que no estuvieran solos ahí.

El telequinista puso su mano sobre la de Sehun y sus miradas se encontraron. Le dio una mirada escrutadora al color de sus ojos, a sus labios pequeños y rojizos, a su nariz recta, a su rostro serio. Era perfecto. Si hubiera intentado imaginarse alguna vez a alguien tan bello, nunca hubiera podido describir tanta perfección, pero ahora que lo tenía frente a sus ojos, no podía imaginar otro rostro, otros rasgos que no fueran los del guardián del viento.

Te quiero —susurró de forma inconsciente, aunque sabía que lo que sentía por él iba mucho más allá de querer. 

En su planeta todos sentían cariño y empatía por los seres a su alrededor, pero el amor, de forma romántica, no era un sentimiento común. No lo necesitaban, no vivían en parejas, todos eran iguales y vivían en grandes grupos sin necesidad de algún tipo de relación que involucrara tanta pasión.

Los pequeños labios de Sehun se expandieron hasta formar una sonrisa que hacía juego con sus ojos convertidos en medias lunas, giró su rostro angelical y Luhan pudo notar como el gris empezaba a corroer el iris en sus ojos. 

—Yo te quiero más —Sehun le aseguró y su sonrisa se borró mientras acercaba sus labios a los del telequinista—. Pero eres una distracción —lo besó superficialmente. Lo besó otra vez, con más ganas y una vez más, hasta que lo tuvo tumbado sobre la arena y los besos se desviaron para hacer un inminente recorrido por su cuello—. Quisiera poder besarte todo el día, abrazarte y hacerte mío a toda hora.

—Soy tuyo a toda hora —declaró Luhan recorriendo con sus dedos la espalda de Sehun, la delgada camiseta que este vestía le permitía al telequinista apreciar todos los músculos que se le tensaban al sostenerse con sus manos en la arena. El guardián del viento encontró los labios de Luhan de nuevo y jugó con ellos al darle un beso más lento. Juntando mucha fuerza de voluntad, Sehun se separó de su adorable compañero, se puso de pie y lo ayudó a levantarse también.

HUMANO ~EXO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora