VIVIENDO Y MURIENDO

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El alboroto en la sala de emergencias era aturdidor. Las camillas iban y venían con humanos de todas las edades sobre ellas. El dolor era casi palpable en ese lugar con un molesto olor a antiséptico.

Se llevaron a Baek y le prometieron a Yeol que estaría bien dejarlo. Hicieron falta muchas promesas falsas para lograr que el guardián del fuego soltara la mano de su compañero.

Estaban en un hospital, ya que la base central carecía de un ala médica adecuada —como la que había sido instalada por los científicos para Xiumin en la base de Norteamérica—.

Yeol caminaba de un lado a otro mientras los sanadores humanos hacían lo posible por despertar al guardián de la luz. Recordaba haber abrazado a su compañero cuando se subieron a un pequeño avión, seguidos por Hongbin. Recordaba cómo Baek había tomado la fría mano de Xiumin y le había dicho "estoy bien" con una dulce sonrisa antes de quedarse dormido y ya no despertar. Otra vez. Otra vez los signos de vida eran demasiado bajos y su cuerpo estaba demasiado frío, como si le quedara muy poca vida.

Neumonía

Yeol no comprendía el significado de esa palabra. Los médicos dijeron que lo que su compañero padecía era algo parecido a esa enfermedad humana. Sus pulmones estaban inflamados y fríos. El cuerpo humano del guardián de la luz estaba muriendo.

Xiumin había corrido fuera de la habitación con Chen siguiéndole los talones. Hongbin había bajado su mirada cuando el médico había dicho "muriendo", pero muriendo y Baek eran dos palabras que no iban juntas en la mente de Yeol.

Baek se veía diminuto en la camilla de hospital. Sus ojos estaban cerrados y Yeol no quería verlo más, no así, nunca más así. Se acercó al pequeño guardián que solo vestía una delgada bata blanca y estaba cubierto con una enorme manta azul. Su tos había empezado un día atrás y ahora no se detenía ni siquiera mientras seguía dormido. Yeol se sentía culpable, se había prometido cuidar a Baek y había fallado. 

El guardián del fuego se acercó a su compañero y tomó su mano, era una mano pequeña, delicada y muy bonita. Yeol extendió su propia mano para compararla con la de Baek; la suya era mucho más grande y tosca.

Yeol se escabulló fuera de la habitación. Xiumin y Chen no habían vuelto y él necesitaba respirar algo que no fuera el olor a muerte, enfermos y heridos. 

Hongbin lo vio salir con rostro derrotado y envió a una sigilosa comitiva a seguirlo de cerca. 

El guardián del fuego caminó por las frías calles de Seúl pensando en qué haría si Baek decidía desaparecer de la faz de la Tierra. El frío parecía causar que los humanos caminaran en pares, cerca unos de otros, tomados de las manos y sonriéndose entre sí. Yeol sintió su mano fría por primera vez, miró hacia todas partes para verificar si alguien lo veía e intentó levantar una pequeña llama de su palma, pero nada sucedió, no había fuego en ese momento, ni una pizca de calor. Torció su rostro en una mueca de desdicha y siguió avanzando pasando por parques, calles llenas de gente y tiendas. Una de esas tiendas vendía joyería y en el cartel de la entrada tenía la imagen un hombre de rodillas colocando un diminuto y brillante anillo en el dedo anular de una mujer que parecía sorprendida y feliz.

Siguió caminando por las calles con iluminación artificial hasta que sintió que se había alejado demasiado de Baek, entonces dio media vuelta y volvió en sus pasos.

Al regresar a la habitación en la que tenían al guardián de la luz, custodiada por un par de esos ninjas de la base, estos lo recibieron con una inclinación de cabeza y lo dejaron pasar. Muy pocas personas tenían el poder de entrar, inicialmente Yeol había estado excluido también pero luego de verlo enfurecer, los humanos decidieron que era mejor no separarlo de su compañero.

HUMANO ~EXO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora