Capítulo 16

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Al escuchar los gritos desesperados de sus cuñadas, Samuel sintió una opresión en su pecho. Cuando se acercó a la alberca él vio el cuerpo de Andrea flotando en el agua, se quitó la chaqueta y sin pensar en nada más se metió en el agua. Samuel nadó hacia Andrea y la tomó en sus brazos, la llamó pero ella no reaccionaba, notó que la herida que ella tenía en la cabeza aun salía sangre. Samuel agarró Andrea bien fuerte y nadó hasta la orilla de la alberca, la sacó del agua y la recostó en el suelo, chequeó su pulso y sintió como su cuerpo se tensó cuando él no pudo sentir la pulsación de Andrea. Sus manos temblaban, se sentía muy nervioso, eso no podía estar pasando. Andrea había ingerido una gran cuantidad de agua. Sus hermanas ya habían llamado a emergencias, ellas estaban abrazadas llorando sin control, mientras veían como Samuel empezaba a hacer los procedimientos de reanimación a Andrea.

Sofía: ¡Reacciona hermana, por favor! – Dijo llorando. – ¡Eres una luchadora no desistas! – Dijo angustiada.

Irina: ¡Ándale, Andrea! Reacciona... Dios, no la lleve, por favor. - Dijo sollozando, mientras veía como Samuel seguía haciendo respiración boca a boca a Andrea. Pero ella no reaccionaba. – Voy a decir a mamá lo que está pasando. – Dijo llorando mirando a su hermana. Sofía asintió.

Samuel: Vamos Andrea... Eres la mujer más valiente que conozco. Ahora que te volví a encontrar tú no me puedes dejar... ¿Me oyes? Regresa Andrea... Regresa para mí, por favor. – Suplicó. Sus lágrimas deslizaban por sus mejillas, mientras él volvía a darle respiración boca a boca a Andrea. Sofía lo miró detenidamente, si no fuera la preocupación por la salud de su hermana le dedicaría una sonrisa tierna. Obviamente había algo entre ellos que ella desconocía, pero que Samuel acababa de poner en evidencia. Después de aproximadamente un minuto intentando reanimarla, Andrea empezó a escupir el agua por su boca mientras trataba de buscar el aire desesperadamente. – ¡Volviste! Gracias, Dios mío. Gracias... – Dijo sonriendo con lágrimas en los ojos. Andrea se veía confundida y empezó a toser. – Tranquila, todavía estás muy débil. No te agites, pronto llegará a emergencias. – Dijo, mientras hacía presión con un pañuelo en la herida que Andrea tenía en la cabeza. – Tienes un golpe en la cabeza y has perdido mucha sangre, no te esfuerces. - Dijo mirándola a los ojos con mucha ternura.

Andrea: Sam... Samuel... - Susurró torpemente mirándolo a los ojos. – Me salvaste la vida. - Dijo con una pequeña sonrisa. Andrea alzó su mano derecha y acarició la mejilla de Samuel con la yema de sus dedos.

Samuel: Y lo haría mil veces. Andrea, yo siempre voy a estar contigo. – Dijo mirándola a los ojos. – Aunque me grites que me vayas, aunque estés enojada y aunque me apartes de tu lado... Yo no te voy a dejar solita nunca. – Dijo tiernamente acariciando su barbilla. Andrea lo abrazó y apoyó su cabeza en su pecho mientras sentía como sus lágrimas deslizaban por sus mejillas. Samuel acariciaba su espalda suavemente, mientras Andrea seguía aferrada a su pecho.

Andrea: Ay Samuel... Yo... - Susurró, alzando su barbilla para mirarlo a los ojos. Andrea iba a decirle algo a Samuel cuando escuchó los gritos de su madre.

Cayetana: Andreíta... ¡Mi niña! – Gritó, acercándose a su hija, junto a Irina, Flavio, Arturo y Don Felipe.  - ¿Qué te pasó, mi amor? - Preguntó preocupada.

Irina: ¿Hermana, estás bien? – Preguntó, se arrodillando junto a ella y acariciando su mejilla.

Andrea: Sí, gracias a Samuel. – Dijo mirándolo a los ojos.

Don Felipe: Gracias muchacho, salvaste a mi estrella. – Dijo mirando a Samuel visiblemente emocionado.

Andrea: Lo siento mucho, abuelo. Yo estragué a tu fiesta. – Dijo triste mirando a su abuelo.

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