Capítulo 7

2.1K 83 12
                                    

Me desperté con un gran dolor de cabeza, estiré mis brazos esperando sentir el calor del cuerpo de esa mujer que me hechizó en la noche pasada, pero lo único que encontré fue el vacío en la cama

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me desperté con un gran dolor de cabeza, estiré mis brazos esperando sentir el calor del cuerpo de esa mujer que me hechizó en la noche pasada, pero lo único que encontré fue el vacío en la cama. Abro mis ojos algo confundido, la luz solar me molesta... Echo un vistazo por la habitación, pero no la encontro, la llamo, pero nadie me contesta. Ella se marchó dejándome desnudo y dormido, ni siquiera dejó su número de teléfono, o una nota. Lo único que yo sabía de esa mujer, era su nombre... Andrea.

Es que, otra vez me hechicé por una Andrea... En la preparatoria me enamoré como un tonto de una Andrea, yo nunca tuve el valor de confesarle mis sentimientos, pero pude sentir el sabor de sus labios una vez.

No puedo creer que ya han pasado diez años desde que le robé un beso a Andrea. ¿Pero por qué diablos estás pensando en esa niña caprichosa? No dudo que ella aún esté con el novio patán, seguro ya deben haber casado. Es solo que, algo en la mirada de esa mujer de la noche pasada me recordó a esa chica que aceleraba mi corazón en la preparatoria, seguro me recordé de ella porque ambas tienen el mismo nombre.

Pero ya no quiero volver al pasado, ahora lo que me importa es el presente, y te voy a encontrar Andrea. Quiero volver a mirar a estos ojos hermosos y sentir el sabor de tus labios. Tu perfume se quedó en mi piel y en estas sábanas. Yo estaba prendido en los recuerdos de la noche pasada cuando escucho sonar a mi celular. ¡Ay, no... Ahora sí estoy en problemas! ¿Pero qué te pasa Samuel? Perdiste la hora, Oliver te va a mata y ni hablar de esa  fierecita Del Junco. Miré a mi celular y había como unas quince llamadas de mi amigo.

Samuel: ¿Bueno? – Dijo, contestando la llamada.

Oliver: ¡Ay, al fin me contestas! ¿Dónde estás Samuel? – Preguntó serio.

Samuel: Perdóname, pero se me presentó un inconveniente. – Dijo, mientras pasaba mi mano derecha por mi pelo. Tenía un gran dolor de cabeza, no debería haber tomado tanto anoche.

Oliver: Sí, cómo no. Me imagino que tu inconveniente tiene curvas y pelo largo. – Dijo con ironía.

Samuel: Oye, descuida, que ya estoy llegando. – Dijo.

Oliver: Eso espero, Samuel. Pensé que eras puntual, pero veo que me equivoqué,  dile a tu novia que ahora tienes que trabaja. – Dijo reprochándolo.

Samuel: Yo no tengo novia... - Dijo, poniendo los ojos en blanco. - Ya te dije que estoy llegando, no te preocupes. Además, esto puede pasar a cualquiera, estot seguro que la señorita Del Junco no se va a molestar en esperar unos minutos más, así que se paciente. – Dijo. Pero qué les pasa a la gente que tiene miedo a esa mujer?

Oliver: No te hagas el chistoso, Samuel. Porque diferente de otros, Ella es muy profesional y ocupada. – Dijo serio.

Samuel: Ya, ya, voy a colgar, nos vemos luego. – Dijo colgando la llamada. Es que la princesita Del Junco no se puede esperar unos minutos, ¡Me lo merezco! Después de una noche tan buena, mi día ya empezaba terriblemente.

Las Leyes Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora