Capítulo 90

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Toda la familia ya había conocido al pequeño Arturito, los abuelos estaban de lo más ilusionados, llegaron a la habitación llenos de regalos para el más nuevo Gallardo del Junco. Todos habían cargado el bebé en brazos y ahora era el turno de Andrea.

Sofía: Ya te ganaste a tu sobrino ahijado. – Dijo con una sonrisa, mirando a su hermana. Samuel miró a su futura esposa y madre de sus hijos embelesado.

Andrea: Felicitaciones hermana, y a ti también cuñado, mi sobrino ahijado es simplemente adorable. – Dijo mirándolos con una sonrisa. – No puedo dejar de mirarlo, Arturito me tiene hechizada. – Dijo dulce. Sus ojos tenían un brillo hermoso.

Sofía: Me alegra saber que en tu boda voy a lograr entrarme en un vestido. – Dijo haciendo reír a su hermana.

Arturo: Los esperamos a todos en el próximo domingo en nuestro rancho para celebrar la llegada de nuestro hijo, Arturo Gallardo del Junco. – Dijo mirando a su familia, se veía muy contento.

Flavio: Claro hermano, hay que celebrar en lo grande. – Dijo divertido.

Irina: Sabes que no dejo pasar a una buena fiesta, aún más si es para mi sobrinito adorado. – Dijo abrazada a su novio.

Cayetana: Por supuesto, yerno. ¡Ahí estaremos! – Dijo con una gran sonrisa. –

José Antonio: Mi nieto se merece lo mejor. – Dijo abrazado a Soledad.

Soledad: Es que, mírenlo... ¡Que preciosidad de niño! – Dijo mirando el bebé en los brazos de Andrea. – Arturito ya está muy cómodo en los brazos de su tía madrina. – Sonrió tiernamente. - Y tú Andrea, ya estás entrenando para cuando tengas tus hijos con Samuel. – Dijo inocente. Cayetana cambió la cara inmediatamente y la miró con incredulidad.

Cayetana: Pues no te emociones tanto, Soledad, porque eso sólo va a pasar cuando estos dos estén bien casaditos, por todas las leyes. - Los señaló entrecerrando los ojos. - Que ni se les ocurra adelantar las etapas como lo hicieron sus hermanos. – Los miró muy seria. Sofía volteó los ojos, es que su madre nunca va a olvidar eso, ¡por Dios! Arturo se rascó la cabeza avergonzado, mientras Samuel y Andrea intercambiaron una mirada nerviosa, la abogada empezó a toser atrayendo las atenciones.

Andrea: Disculpen, no sé lo que me pasó...  Debe ser mi alergia por el cambio de temperatura, digo por el aire condicionado. - Dijo muy deprisa por el nerviosismo, no le gustaba mentir.

Irina: ¿Y desde cuándo tú tienes alergia a eso? - Preguntó alzando la ceja con desconfianza.

Andrea: No lo sé, Irina. Hace unos meses... - Dijo desviando la mirada y centrándose en su sobrino.

Irina: Eso es muy raro, tú estás muy rara Andy... ¿Qué estás ocultando, hermanita? - Preguntó buscando su mirada, pero Andrea evitó mirarla.

Andrea: ¿Yo? Yo no estoy ocultando nada, que cosas dices, Irina... Por Dios. No estamos en una de tus películas para que salgas con tus guiones llenos de fantasías. - Dijo intentando ponerse seria.

Irina: No me convenciste, eres demasiado transparente, a ti te pasa algo y lo voy a descubrir. - Dijo cruzando los brazos. Andrea volteó los ojos.

Andrea: ¿Sabes qué? ¡Piensas lo que quieres! Ahora te convertiste en un policía, ¿o qué? Esto no es una película de detectives. - Dijo algo enfadada.

Irina: ¡Lo sabía! Que cambio de humor tan repentino, hermanita. Pues, si te enojastes es porque yo tengo la razón. - Dijo molestándola.

Andrea: No, me enojé porque cuando quieres sabes ser muy fastidiosa, Irina. - Dijo volteando los ojos. Irina iba a decir algo cuando escuchó la respuesta de Soledad hacia Cayetana.

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