Capítulo 103

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Houston, Texas.

En la casa de los Salinas.

Juan y Adriana decidieron pasar una semana más en Houston, antes de irse en su viaje de luna de miel, querían estar pendientes de Don Emiliano que iba hacer una cirugía delicada. Estaban almorzando junto a Erick y Luciana.

Don Emiliano: ¿Entonces para cuando es la doble boda de mis hijos? – Preguntó mirando a sus herederos.

Adriana: No te apresures, suegro. – Dijo divertida.

Don Emiliano: Pero mi nuera se agarró el ramo de novia de Andrea. – Dijo mirando a Luciana.

Erick: Así es, y nos vamos a casar... Pero no ahora. – Dijo mirando a Luciana.

Luciana: Primer queremos estabilizar nuestras carreras, sólo hace un par de meses que empecé a actuar como abogada en el bufete Del Junco. – Dijo mirando a su suegro.

Don Emiliano: Bueno, ustedes saben lo que es lo mejor para su futuro... Pero no me dejen esperando mucho tiempo, ¿eh? – Dijo mirándolos con una sonrisa. – Y ustedes, espero que regresen de su luna de miel con la noticia de que voy a ser abuelo. Así que, date prisa, hijo. – Dijo mirando a Juan y Adriana.

Adriana: ¿Queeee? – Escupió su jugo y empezó a toser, mientras buscaba la mirada de su marido completamente asustada. Erick y Luciana intercambiaron una mirada divertida.

En la comisaría de Houston...

Fernández estaba reunido con el inspector Cabrera cuando recibieron una llamada, otro cuerpo había sido encontrado en una maleta en la zona de la costa.

Fernández: Estamos a camino, no toquen en nada hasta que lleguen los peritos. – Dijo serio, mientras colgaba la llamada. – ¡Vamos, Cabrera! – Dijo levantándose de la silla y poniendo su chaqueta.

Cabrera: ¿Qué pasó capitán? – Preguntó alzando las cejas.

Fernández: Te cuento en el camino. – Dijo saliendo se su oficina apresurado, siendo seguido por el inspector Cabrera.

Cuando llegaron al lugar indicado, había muchos policías, la pericia había demarcado el perímetro y empezaba a hacer el trabajo de identificación.

Fernández: ¿Qué me pueden decir? – Preguntó acercándose a los peritos.

Perito: Esto va a llevar mucho tiempo, capitán. – Dijo mirándolo.

Cabrera: ¿No pueden hacer la identificación? – Preguntó con el ceño fruncido.

Perito: Ahorita es imposible... - Dijo mirándolos alternativamente. – Tampoco puedo indicar la causa de la muerte. Lo que sí puedo decir es que se trata de una mujer, tiene cerca de 18 años de edad... Y se ha muerto hace lo minino diez años. – Dijo con el ceño fruncido.

Fernández: ¿Diez años? – Dijo asombrado. - ¿Estás seguro de eso? – Preguntó.

Perito: Sí, pero la confirmación sólo podré darle después que haga el trabajo forense en mi laboratorio. – Dijo mirándolo.

Cabrera: Capitán, tenemos que comunicar eso al FBI. Hay que buscar en el banco de dados de las personas desaparecidas, alguien con las características de esta joven. – Fernández asintió.

Perito: Haré todo lo que esté en mis manos para darles todas las informaciones que necesitan lo más pronto posible. – Dijo mirándolos.

Fernández: Gracias. – Dijo sacando su teléfono y llamando a su contacto en el FBI para informarle todo lo que habían descubierto.

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