Capítulo 30 - Parte 2/2

1.9K 52 6
                                    

Andrea sentía las manos de Samuel en su cintura, estrechándola más hacia su cuerpo, mientras empezaba a besarla con cada vez más intensidad, se sintió en el cielo cuando su lengua invadió su boca y pudo disfrutar de su rico sabor. Samuel sintió como ella enredaba sus dedos en su nuca, mientras se comían a besos. Sus manos subían y bajaban por su espalda, sin soltar la rosa, dejando un camino de caricias que encendían su piel. No había nadie más entre ellos, solo el mar y las estrellas fueran testigos de su reencuentro y de sus besos apasionados. Se besaban alternativamente, con lentitud y a la vez con intensidad, hasta que, contra sus voluntades, tuvieron que interrumpir su beso ya que necesitaban respirar. Samuel apoyó su frente a la de Andrea, acarició su mejilla con su mano libre, estaban con los ojos cerrados y tenían unas sonrisas que no cabían en sus labios.

Samuel: Si esto es un sueño... No me despiertes, por favor. – Susurró, aun sin creer en lo que estaba pasando. Buscó su mirada y vio como Andrea negaba con la cabeza mientras sonreía.

Andrea: Nooo tonto... No es ningún sueño. - Dijo, mirándolo con ternura, acarició su mejilla con la yema de sus dedos, deslizó su mano hacia la nuca de Samuel y volvió a unir sus labios con los suyos. Fue un beso corto y suave, casi una carícia. Andrea mordió levemente el labio inferior de Samuel, y él sonrió ampliamente después del beso. – ¿Aún crees que estás soñando? – Susurró en sus labios.

Samuel: Aún no estoy totalmente convencido. – Dijo con una sonrisa pícara. Tenía las manos en la cintura de Andrea, se miraban a los ojos divertidos.

Andrea: ¿Ah, no? – Dijo sonriendo.

Samuel: No... – Dijo, conteniendo la risa.

Andrea: ¿Y qué puedo hacer para convencerte? – Preguntó coqueta.

Samuel: Para empezar, puedes robarme otro beso. Me encantó que lo hicieras. - Dijo mirándola y Andrea sonrió.

Andrea: Bueno, tú me has robado muchos besos, señor Gallardo. Y como ya te dije, a mí no me gusta estar en desventaja, y tampoco en deuda con nadie, así que creo que tendré que arreglar nuestra situación. ¿No te parece? – Dijo divertida. Samuel sonrió.

Samuel: Es usted muy justa, pero no creo que saldrá su deuda conmigo esta noche, señorita Del Junco. Me has hecho mucha falta, y no solo en este último mes, pero también en los últimos diez años... Así que tendrás que robarme muchos, muchos, pero muchos besos más, hasta el final de nuestras vidas. – Dijo mirándola con ternura.

Andrea: Humm... Yo creo que puedo hacer esto. – Dijo sonriendo. - ¿Sabes qué? Voy a empezar a horita mismo... - Dijo acercándose para besarlo en los labios con suavidad. – También me hiciste mucha falta. – Susurró después del beso. Samuel buscó su mirada y sonrió ampliamente para lo que acababa de escuchar.

Samuel: Pensé que me ibas a dejar plantado. – Dijo haciendo pucheros.

Andrea: Nooo... Ni loca lo haría eso. - Dijo divertida. – En serio, tenía muchas ganas de verte, si no te llamé, o mandé mensaje no fue porque no quise. Créeme, no hubo un solo día en que no pensé llamarte, pero necesitaba ese tiempo para entender lo que estaba pasando conmigo. Mi mente era un lio, Samuel. Estaba muy confundida. – Dijo con sinceridad.

Samuel: Para mí también fue muy difícil no llamarte y respetar el tiempo que me pediste, no quería que pensaras que te estaba presionando o algo parecido... Pero no dejé de pensar en ti ni un solo minuto. - Dijo mirándola a los ojos con ternura, Andrea lo miraba con una sonrisa. - ¿Y ahora cómo te sientes, princesa? - Preguntó, mientras acariciaba su mejilla con la yema de sus dedos. - ¿Aún estás confundida? - Preguntó dulcemente.

Las Leyes Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora