Andrea cerró la puerta y dio un largo suspiro, Samuel la miró apenado.
Samuel: Que situación, Dios mío... - Resopló frustrado, pasando las manos por la cabeza.
Andrea: Lo siento, por un momento llegué a pensar que... - No pudo terminar ya que Samuel la silenció con un beso.
Samuel: Yo hablé en serio cuando dije que podías confiar en mí. - Susurró en sus labios. - Yo te amo Andrea, jamás haría algo para defraudarte. - Dijo mirándola a los ojos después del beso.
Andrea: Perdóname, mi amor. Me has dado demasiadas pruebas de que puedo confiar en ti. Es que, después de lo que me pasó aún tengo inseguridades y cuando ella dijo todas aquellas cosas me crié todo un cuento en la cabeza. Perdóname, ¿sí? Tú no merecías mi desconfianza. - Dijo haciendo pucheros, se veía triste.
Samuel: No tengo nada que perdonarte, mi brujita. Entiendo tu reacción, no es algo fácil de explicar, si yo llego a tu casa y veo a un ex novio tuyo casi desnudo saliendo de tu habitación también me enojaría mucho y seguramente pensaría cosas que no son. Esta pesadilla ya se terminó ahora vamos a cuidar de nosotros y tratar de ser felices. - Acarició su mentón. Andrea sonrió y se puso de puntitas para besarlo en los labios suavemente. - Vamos a ver lo que esa loca hizo en la habitación. - Dijo después del beso. Andrea asintió.
Samuel pasó su brazo derecho por los hombros de Andrea, mientras ella lo abrazaba por la cintura, caminaron despacio hacia la habitación.
Cuando Andrea abrió la puerta se llenó de enojo y celos... El perfume apestoso de aquella mujer estaba por toda la habitación, había velas por todos lados, pétalos de rosas rojas en la cama, reconoció a la camisa de Samuel en medio a las sábanas. Andrea pudo ver a algunas de las ropas que ella había dejado en el departamento de su novio, completamente destrozadas, al igual que las fotos que Samuel tenía de los dos en su habitación.
Ella imaginó aquella mujer acostada en la cama de su novio agarrada a su camisa... Y no pudo contener su enojo.
Andrea: Ella ha destrozado mis ropas... Nuestras fotos... Se ha acostado en tu cama con tu camisa... Aventó ese perfume asqueroso por todos lados... Lo siento Samuel... Pero no me puedo quedar aquí, no puedo acostarme en esta cama después de eso. Ahora cada vez que entre en esta habitación la voy a ver aquí, lo siento... - Ella tenía los ojos aguados.
Samuel: Ey... Brujita, no te pongas triste, por favor. - Dijo abrazándola. - Yo tampoco quiero estar aquí sin ti... - Atrapó su rostro entre sus manos, haciéndola mirarlo a los ojos. - Así que, ¿Tú harías el favor de recibir en tu casa a este humilde hombre enamorado que sólo te pide un techo y un lugar en tu cama? - Dijo con una sonrisa de lado. - ¿Me recibirías en tu casa hasta que me recupere, mi amor? - Preguntó haciendo pucheros.
Andrea: La pregunta ofende, Samuel. - Dijo mirándolo a los ojos con ternura, la hizo sonreír. - Sabes que sí... Claro que te recibo en mi casa. - Acarició su barbilla.
Samuel: Entonces, ayúdame a hacer una maleta y me voy contigo. Tengo algo de ropa en tu casa, pero aún me faltan algunas cosas. - Dijo y Andrea asintió. - Te voy a remplazar todo lo que ella ha destrozado. - Dijo mirándola.
Andrea: No hace falta, tengo ropa más que suficiente... - Dijo mirándolo. - Lamento más por las fotografías, eran nuestros recuerdos. - Dijo triste.
Samuel: Aun así, voy a comprarte ropas nuevas, sabes que soy insistente. - Dijo y ella sonrió asintiendo. - Y no te preocupes por las fotos, las tengo guardadas en mi laptop. - Dijo acariciando su mejilla.
Andrea: ¿En serio, mi amor? - Alzó las cejas con una sonrisa. - Claro, se me olvidó que tú siempre piensas en todo. - Dijo mirándolo.
Samuel: Así soy yo... - Sonrió divertido.
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Las Leyes Del Amor
Hayran KurguAndrea Del Junco es una joven abogada, exitosa, hermosa y muy atractiva. Una mujer que tenía todo para ser feliz, pero un dolor del pasado, la convirtió en una mujer fría y amargada. Para ella, todos los hombres son iguales a Fernando Morales, su ex...