Capítulo 75

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Samuel: No entiendo a este tipo. - Dijo resoplando mientras se sentaba en la silla al lado de la camilla de Andrea.

Andrea: ¿En serio, Samuel? - Preguntó incrédula mientras sonreía.

Samuel: Tiene como con mucha confianza contigo... Aunque, al fin, él ya no te mira con su cara de perro mojado. - Andrea maneó la cabeza.

Andrea: Bueno, de Erick no lo dices nada, ¿verdad? - Dijo sonriendo.

Samuel: Ese es un chiquito... - Dijo mirándola, mientras se cruzaba los brazos.

Andrea: Hmm... Pues, sólo llevamos dos años de diferencia. - Dijo no conteniendo su risa.

Samuel: Bueno, lo que pasa es que ese chico no es mi rival... - Dijo volteando los ojos.

Andrea: Juan tampoco lo es, mi amor. Ya no estés celoso... - Dijo dulce.

Samuel: No estoy celoso... - Dijo y ella sonrió.

Andrea: No me mientas que se te mueve la nariz cuando lo haces. - Dijo divertida mientras le tocaba la nariz con su dedo índice. - Ven, siéntate aquí. - Dijo dando palmaditas en la orilla de la camilla y Samuel hizo lo que ella le pidió.

Samuel: Es muy difícil para mí no tener celos... Es que, mírate... Eres una belleza de mujer en todos los sentidos. - Dijo tomando su mano y llevándola a sus labios y ella sonrió.

Andrea: Bueno, ahorita no estoy tan bella... Por así decir... - Dijo haciendo pucheros mientras acariciaba su mejilla.

Samuel: ¿Estás bromeando? No hay mujer más hermosa, dulce y sexy que tú, mi amor. Con mis cuidados vas a volver a ser la misma de antes. - Dijo mirándola con ternura, mientras acariciaba su mentón.

Andrea: ¿Tú crees, mi amor? ¿Qué yo puedo volver a ser la misma de antes? - Preguntó mirándolo.

Samuel: Claro que sí... Pero también sería bueno hablar con tu psicóloga. Has enfrentado a muchas emociones distintas. - Dijo y Andrea asintió.

Andrea: Y yo que pensaba que ya estaba cerca de concluir la terapia... Bueno, por cómo las cosas estaban marchando bien en mi vida y con nosotros... Pero fue muy difícil enterarme de lo qué pasó a mi papá, a Sofía... El daño que esto causó a mi familia. - Samuel acarició la mejilla de Andrea.  - Pero tienes razón me hará bien hablar con ella... - Dijo mirándolo.

Samuel: Tu mamá quiere que te quedes con ella en el rancho, mientras te recuperes. Bueno, tal vez ella tenga razón, en el rancho estarás cerca de tu familia... Pero me gustaría mucho que te quedaras conmigo. - La miró a los ojos.

Andrea: No, no quiero irme al rancho... Voy a hablar con ella, sé que no le va a gustar, pero yo quiero estar en mi casa y contigo. - Dijo y él sonrió.

Samuel: Ahora sí ella va a estar segura de que tú y yo estamos viviendo juntos. - Dijo mirándola divertido.

Andrea: Bueno, de cierta manera lo estamos... No recuerdo cuál fue la última vez que dormimos separados, desde que volví a mí departamento... Se la pasamos entre mi casa y la tuya. - Dijo sonriendo.

Samuel: Somos unos pecadores... - Dijo haciéndola reír más fuerte, pero se quejó por el dolor en su costilla. - Ey, cuidado... No puedes reír. ¿Te duele mucho? - Preguntó mirándola preocupado.

Andrea: Ya pasó, no te preocupes... - Dijo mirándolo. - Mira... Así somos felices, ¿no? Eso es lo único que importa. - Dijo dulcemente.

Samuel la miró con una sonrisa, pero aún faltaba una cosa... Faltaba poner en el dedo anhelar de su novia el anillo hermoso que él le había comprado, faltaba pedirla en matrimonio y decirle que su mirada era lo que él quería ver todas las mañanas cuando se despertara.

Las Leyes Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora