Capítulo 83

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Bufete Del Junco

Erick miraba a Luciana hablar por teléfono, se veía preocupada.

Luciana: Yo no tengo cómo salir de aquí ahora... ¿Segura que no contesta? - Preguntó. - Está bien, voy a ver cómo lo hago. - Dijo colgando la llamada, se volteó y vio a Erick parado en la puerta.

Erick: Hola... - Dijo saludándola. - ¿Hay algún problema? - Preguntó mirándola, pensó en mentir, pero necesitaba salir para resolver su problema.

Luciana: Es que... Bueno, sé que aún no ha terminado mi turno de trabajo, pero mi hermano menor sufrió un  accidente en un partido de fútbol y la directora del instituto no pudo hablar con mis padres, lo que pasa es que, mi hermano está en el hospital y tengo que ir por él... - Dijo mirándolo, se veía angustiada.

Erick: Pero, ¿Está todo bien con tu hermano? - Preguntó mirándola a los ojos.

Luciana: No lo sé, no me han dicho mucha cosa... - Dijo nerviosa, recogiendo sus cosas del escritorio.

Erick: ¿Sabes en que hospital está? - Preguntó y ella asintió. Erick recogió el teléfono y llamó su secretaria pidiéndole que cancelara las próximas reuniones del día. Luciana lo miró desconcertada. - Vámonos, yo te llevo al hospital. - Dijo recogiendo las llaves de su coche.

Luciana: No es necesario que me acompañes, señor Salinas. Puedo irme sola. - Decía cuando él agarró su mano.

Erick: Yo insisto, vámonos. - La miró a los ojos y ella se dejó conducir por él.

Cuando llegaron al hospital Luciana se fue directo a la recepción en busca de informaciones sobre su hermano, le informaron dónde se encontraba el niño y ella lo fue a ver, mientras tanto, sin que Luciana supiera, Erick se encargaba de los gastos del hospital.

Luciana: Pequeño huracán, ¿Qué te pasó? - Preguntó preocupada, se acercando a la camilla, el niño tenía la pierna derecha inmovilizada.

Pedrito: Me rompieron la pierna en pedacitos, hermana. - Dijo con los ojos llorosos. Luciana miró al médico alarmada.

Médico: El pequeño está exagerando... Lo que tiene es una fractura, con unas semanas de descanso y fisioterapias ya estará listo para jugar otro partido. - Dijo divertido.

Pedrito: Pero ya perdí el campeonato... - Dijo triste.

Luciana: No hagas drama, oíste el médico, en unas semanas más estarás listo para seguir volviendonos locos con tus travesuras. - Dijo mirando al pequeño. - ¿Cómo te pasó eso? - Preguntó acariciando el pelo de su hermano.

Médico: Los voy a dejar solos, pronto el pequeño tendrá alta. - Dijo mirándolos.

Luciana: Gracias, doctor. - Dijo mirando al médico. - ¿Entonces? Estoy esperando... - Dijo mirando a su hermano menor.

Pedrito: Hermana, yo iba a hacer un tremendo golazo, tenías que ver... Pero me dieron un empujón y no pude evitar lastimarme en la caída... - Dijo encogiendo los hombros.

Luciana: Pedrito, sabes que nuestra situación económica no está nada buena, sólo yo y mamá tenemos trabajo... La cuenta del hospital va a ser todo mi sueldo del mes. - Dijo pasando las manos por su frente.

Pedrito: Lo siento Lucy, pero te prometo que voy a trabajar para ayudarte... - Dijo lloroso.

Luciana: No, nada de eso... Sólo tienes ocho años, tú y los gemelos son niños y van a hacer cosas de niños, sólo tienen que preocuparse con estudiar, jugar, cumplir con sus obligaciones... Pero sin lastimarse más, por favor. Deja que de los problemas de los adultos nos encargamos papá, mamá y yo. ¿Ok? - Dijo dulce, el niño asentió. Erick se acercaba a la habitación con dos helados en las manos y no pudo dejar de escuchar la conversación.

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