Capítulo 116

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Hoy mi marido y yo celebramos seis años de matrimonio, mi mamá organizó una fiesta en su rancho para celebrar la fecha, a principio quería hacer un gran evento con todas las personalidades de Houston, la prensa, sus amigos, se veía realmente entusiasmada planeando un festón, pero a nosotros no nos gusta presumir en grandes eventos y escogimos celebrar la fecha sólo con nuestra familia y los amigos más cercanos, mi madre no se quedó muy contenta con nuestra decisión, pero no tuvo otra opción que aceptar nuestra voluntad. Si fuera por ella, hubiera hecho una fiesta para miles invitados, en eso mi mamá se parece mucho a Irina.

Andrea estaba admirando el cielo estrellado en el patio del rancho Del Junco, el cielo nunca le pareció tan hermoso como hoy, ella había salido de la fiesta por un rato, se sintió un poco sofocada con la agitación y el calor, necesitaba un poco de aire, estaba perdida en sus pensamientos, recordando todo lo que había pasado hasta aquel momento, en cómo su vida había cambiado para mejor, pero sobretodo, pensaba en lo que ella recién había descubierto, se sentía tan feliz... Sus pensamientos fueron interrompidos por esas voces inconfundibles y que ella tanto amaba.

Samuel: Miren, aquí está a la brujita más hermosa del mundo... Amor, te estábamos buscando. – Dijo mi hermoso marido. Me volteo con una sonrisa en mis labios. Los veo tomados de la mano. En la mano derecha de mi marido estaba nuestra princesita Valentina y en su mano izquierda nuestro príncipe Ignacio. Parece que fue ayer que mis mellizos nacieron, mis niños ya tienen cinco años de edad, están creciendo tan rápido a cada día. ¡Son mi orgullo! Estudian en el mismo instituto de Daniel y Guille, los hijos de Oliver y Luisa. Mi sobrino Arturito también estudia allá, pero es un año más adelantado, mi sobrino ya tiene casi siete años y a cada día se ve más hermoso. Sofí y Arturo no podrían estar más orgullosos de su hijo y con toda la razón, es una preciosidad de niño... Y ahora andaba de lo más embobado con su hermanita, Lorena. Mi sobrina tenía dos años de edad y era la debilidad de toda la familia Gallardo del Junco, junto a Cecília, la hija de Flavio y Irina.

Andrea: ¡Mis amores! – Dije sonriendo, mientras me acerco a mi marido y a mis hijos. Samuel me besa en los labios despacio, cuando escucho nuestros hijos quejándose, ahora están haciendo esto, creo que están pasando mucho tiempo con sus tíos artistas, me pongo a su altura y siento cómo mis hijos me abrazan y besan mi mejilla, casi me tiran al suelo.

Valentina y Nachito: ¡Mami! ¡Mamita! – Gritaron los niños a la vez, llamando mi atención, veo como Samuel me sonríe divertido.

Samuel: Cálmense o van a derrumbar a su mamá. – Dijo divertido.

Andrea: Déjalos, mi amor, me encanta tener a mis hijos así, agarraditos a mí. - Dijo divertida, abrazándolos y llenándolos de besitos por la cara, es cuando mi hijo se acuerda de algo.

Nachito: ¡Mamá! Te tengo que decir algo muy importante... – Dijo mi hijo agitado.

Andrea: ¿Qué pasó, con mi príncipe hermoso? Dime... – Pregunté, mientras acariciaba el pelo castaño de mi hijo.

Nachito: Es que... ¡Mi hermana es una terca! – Dijo quejándose de su hermana. Veo como mi princesa se enoja, ay Dios mío, va a empezar... Mi niña tiene carácter fuerte.

Valentina: ¡No lo soy! Tú que eres un bebé Nachito... ¡un bebé llorón y chismoso! - Dijo mi princesa cruzando los brazos con fastidio.

Nachito: Tú también eres una bebita chismosa... ¡Niña bruja! – Gritó mi hijo sacándole la lengua a su hermana.

Valentina: ¡No, yo soy mayor que tú! Nachito es un bebé... Un bebé jajaja, un bebé chismoso jajaja. No sabes guardar secreto, ¿eh? Todo le cuentas a mi mamá. – Gritó mi hija. Veo como mi hijo está a punto de llorar.

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