Capítulo 55

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Samuel llevó el equipaje hacia la habitación, la casa de dos plantas era amplia, la habitación principal tenía jacuzzi y un balcón dónde podían ver el mar al fondo, tenía jardín y alberca. Ella podría vivir en este paraíso toda la vida.

Andrea puso su maleta sobre la cama y empezó organizar sus ropas en el ropero, maneó la cabeza divertida cuando vio el contenido de sus maletas, había mucha ropa de playa y unos vestidos bien provocativos, esto seguramente era obra de Irina... Se sonrojó cuando vio los conjuntos de lencerías de encaje que le regaló Adriana. Entonces, volvió a sentirse nerviosa, estaba mirando uno de aquellos conjuntos de lencerías cuando Samuel entró en la habitación cargando la última maleta. Andrea se asustó y cerró su maleta muy deprisa, se veía nerviosa, acto que no pasó desapercibido por Samuel, que alzó las cejas, mientras la miraba detenidamente.

Andrea: ¡Samuel, ay que susto! - Dijo respirando agitada, mientras ponía una de las manos en su pecho, su corazón latía muy deprisa.

Samuel: ¿Qué pasó, mi amor? - Preguntó sonriendo. Andrea se volteó, quedando de espaldas para su maleta. - ¿Qué tienes ahí, déjame ver? - Dijo acercándose, pero ella lo detuvo.

Andrea: No... Ey, no... ¡No seas curioso! - Dijo dándole palmaditas en las manos de su novio, que sonreía divertido.

Samuel: ¿Qué pasó para ponerte así tan nerviosa? - Preguntó con una sonrisa de lado, mientras la agarraba de la cintura tirando de ella para acercarla más a su cuerpo. Apartó su pelo a un lado y empezó a besar suavemente la curvatura de su cuello. - Estás muy tensa brujita.... - Susurró entre besos, mientras Andrea acariciaba la nuca de Samuel con la yema de sus dedos. - Déjame relajarte, mi amor... - Seguía con su sesión de besos húmedos y pequeños mordiscos, mientras acariciaba su espalda y sus brazos despacio.

Andrea: Si tu intención es hacerme relajar, déjame decirte que lo único que estás logrando es volverme aún más nerviosa. - Dijo con los ojos entrecerrados, sintió la sonrisa de su novio en su piel.

Samuel: Lo siento... - Dijo apartándose para mirarla a los ojos, con su mejor cara de niño bueno.

Andrea: Tú no sientes nada, no seas mentiroso. Te encanta provocarme... - Dijo mientras rodeaba la cintura de su novio con sus brazos.

Samuel: Ok, lo admito. Me gusta ver el efecto que causo en ti. - La miró a los ojos. Andrea entreabrió los labios alzando las cejas divertida, acortó la distancia entre sus rostros y lo besó en los labios despacio.

Andrea: ¿Ah, sí? - Dijo divertida, después del beso, posando las manos en el pecho de su novio. - ¿Y qué es lo que yo causo en ti? - Preguntó mirándolo con intensidad.

Samuel: Todo... Amor, pasión, deseo, ternura... Ganas de estar contigo, de protegerte, de amarte. Una mezcla de sentimientos suaves y dulces, pero a la vez tan intensos que no puedo controlar. - Dijo mirándola directamente a los ojos.

Andrea: Yo también me siento así, mi amor. Cada vez que estás cerca de mí, me haces perder el norte. No puedo, ni quiero controlarme más... Yo quiero conocer el amor en tus brazos. - Dijo sin despegar su mirada de él. Samuel sonrió, sintiendo como su corazón latía más fuerte.

Samuel: Te amo, mi brujita. - Dijo dulcemente. - Quiero que esta noche sea inolvidable para nosotros. - Acarició el mentón de su novia. - Ya está anocheciendo, amor. Quiero invitarte a cenar, ¿Qué me dices?  ¿Me acompañas? - Preguntó con una sonrisa.

Andrea: Yo también te amo, bobito. – Lo miró enternecida. - Y por supuesto que te voy a acompañar. - Dijo sonriendo.

Samuel: Bueno, voy a dejar que te arregles y voy a organizar las cosas, después me daré una ducha. - Dijo y Andrea asintió. Se volvieron a besar y cada uno se fue a organizar sus cosas.

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