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—¿Me esperarías en la cafetería? Tengo que revisar unos papeles—mentí para que Nick pudiera dejarme a solas

—Sin problema. Te pediré algo de comer. Con todo lo que ha pasado ni debes haber comido nada

—Tengo revuelto el estómago. No creo que nada entre—confesé sin ánimos

—De igual manera te lo pediré—roso mi mano para después sonreírme y retirarse

Apenas irse, entre a mi oficina para soltar todas las lágrimas que estaba conteniendo desde la mañana.

Grite en silencio pero tratando de soltar todo lo que estaba acumulando. Harry, el divorcio, los niños, Darcy. Estaba perdiéndome, a punto de volverme loca. Sentía que estaba cayendo hacia el vacío.

La situación con Darcy solo se complicaba más. Jamás en la vida llegue a pensar que alguno de mis hijos se vería involucrado en temas de drogadicción. Mucho menos cuando yo siendo doctora hablé con ellos desde muy temprana edad sobre todo lo que eso involucraba. Ahora más que nunca estaba experimentando el miedo hacia lo desconocido. Uno enorme al no saber si mi hija recuperaría el camino o se estancaría en él. A la vez de la culpabilidad que no paraba de dar vueltas en mi cabeza.

Sabía que todo lo que ocurría a mi alrededor era consecuencia del divorcio con Harry. Aún ni siquiera estaba firmado y ya estaba dándonos a ambos demasiados problemas. Sin embargo, a pesar de que le había pedido que se mantuviera al margen, lo cierto es que en estos momentos era cuando más necesitaba su mano sobre la mía para juntos guiarnos hacia la mejor decisión. Siempre lo necesitaría.

No importaba cuánto daño nos estuviéramos haciendo, no podía dejar de necesitar un abrazo suyo para calmar mis miedos.

—¿Por qué Harry? ¿Por qué nos tenía que ocurrir esto a nosotros?—abrace todo mi cuerpo como pude, mientras lloraba sobre mis rodillas.

¿Cuánto tiempo más podría con todo esto yo sola?

Me atormentaba la idea de no ser lo suficientemente fuerte para lograr sacar a mi hija de las adicciones por mi ineptitud.

Ya no quería romper nada, ni siquiera gritar. Deseaba quedarme en esa posición de feto y ver cómo el tiempo pasaba a mi alrededor sin yo mover un solo dedo.

<<Ya no tienes 5 años, _____. Tienes cuatro personas que dependen de ti. No es momento de rendirse>>

Cubrí mis oídos con las manos frenéticamente. Me estaba volviendo loca con mis propios pensamientos.

A veces desearía estarlo para alejarme de todos y no causarles más dolor con mis decisiones. Irónicamente, de hacerlo así, también les provocaría sufrimiento.

Permanecí quieta, mirando hacia la fotografía de la pared en donde solo aparecíamos Harry y yo sonriendo de jóvenes. Sin pensarlo me transporte a aquella época en donde éramos unos adolescentes enamorados sin ninguna preocupación en la vida más que divertirnos disfrutando de lo nuestro.

—No sabes cuánto me encanta estar contigo—confesó mirándome enamorado. No pude evitar sonrojarme—Y mucho menos cuánto amo verte sonrojada

—¡Ya basta!—reí abrazándolo, escondiendo mi rostro en su pecho. Sintiendo cada latido de su corazón que podía jurar tenía mi nombre en cada palpito.

—Jamás me había sentido así por nadie—beso mi cabeza con ternura—Se que suena a cliché, pero es la verdad. No desearía estar con nadie más en este momento.

Styles II [H.S] Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora