Styles II [H.S] Terminada

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Darcy

En la mañana decidí salir a tomar un poco de aire fresco al jardín en vista de que ninguno de mis padres se encontraba en casa. Papá se encontraría en estos momentos dándole vida a su nueva hija, y mamá acompañándolo como buena esposa. Dolía siquiera pensarlo, pero era la realidad. Ya no solo papa se preocuparía por mis notas en la universidad, los entrenamientos de Dylan en el americano, o de los futuros novios de mis hermanitas. No, de ahora en adelante una intrusa mas se colaba a nuestras vidas sin ser invitada, al menos no de mi parte.

Para ser sincera, me alegraba que Harry tuviera un enorme corazón, pero no por ello cambiaría el hecho de que en algún momento de mi vida quisiera conocer o convivir con la otra. Tampoco es como que me dejara en vela saber si saldría bien de su operación o lo que fuera que le hicieran el día de hoy. Mi hermana no era, tal vez de apellido y sangre, pero admitámoslo, hay personas en nuestra familia con nuestra misma sangre que resultan ser una completa mierda en el zapato. Así sentía a esa chica en mi vida. ¿Cómo era, a quien se parecía, cual era su tono de voz? Nada de eso sabia pero tampoco me interesaba averiguar. Había llegado a la conclusión de que jamás cruzaría palabra con ella. Ella para mí, sencillamente no existía.

—Buenos días, Dar

Al ver a Freddie parado frente a mí, la sensación de querer llorar todo lo que no pude hacer en la noche se apodero de mí. Odiaba sentirme vulnerable, mas aun con quien siempre me veían mirando hacia adelante con una sonrisa enorme en el rostro. Incluso odiaba la idea de que fuera el propio Freddie quien viera la faceta patética de Darcy Styles, pero todo me sobrepasaba. Theo, Harry, la nueva hija, mamá, Freddie.

Podía fingir una sonrisa, forzar una risa, incluso dar brincos de alegría si me lo pedían, pero en estos momentos teniendo a alguien que creía que me conocía bien, me era imposible siquiera intentarlo.

—¿Que acaso no te quieren en tu casa?—conteste hostil. A fin de cuentas, mostrando mi dureza para que no conocieran cual frágil estaba

—Dylan me platicó sobre tu media hermana

Reí apartando la mirada o seria un mar de lagrimas

—Yo solo tengo tres hermanos. No hay más—en estos instantes me apetecía saber fumar para hacerlo. Sería el momento preciso. Como de película, ¿no?

—No es tan malo tener otra hermana, ¿sabes? Además, tienen la misma edad

—¡Ya deja de estar jodiendome!, ¿quieres?. No trates de mostrarme tu sonrisa de felicidad cuando claramente no lo eres. No fuiste planeado, arruinaste la oportunidad de tu padre de casarse con la mujer que amaba y, por si fuera poco, tú madre te abandonó cual niño porque le estorbabas en su vida

—No tienes por qué ser tan cruel conmigo—murmuro serio, pero claramente afectado por mis palabras—Solo quiero ayudarte a pasar esto

—Es que ni siquiera me interesa hablar contigo. Solo eres el mejor amigo de mi hermano, y ya. Arregla tu vida y después puedes intentar arreglar la vida de alguien más, pero no la mía

—Me importas, por eso trato de ayudarte—insistía persistentemente

—Pues ahórrate tu maldita ayuda que no me interesa

Mi pecho dolía de coraje. Comenzaba a experimentar una rabia que me carcomía las entrañas.

—¡Pues no lo haré! —dijo recto frente a mi— Grítame, golpéame o haz lo que creas mejor, pero no te dejaré sola cuando me necesitas

—¿Que podría necesitar de un niño como tú?

—Mi apoyo, porque se lo que es tener una media hermana. Tengo dos, y al menos a una no la conocía hasta hace poco