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Dylan

Sin mamá en casa y con papá a dos días de irse de gira de nuevo, yo me tenía que responsabilizar de mis hermanas pequeñas. Nana era de gran ayuda, ya que nos preparaba el desayuno así como nuestros aperitivos para la escuela. Sin duda mamá y todos en la familia la adorábamos. No sabríamos qué hacer sin ella. Para mi era mi segunda madre, y ¡vaya que nos lo estaba demostrando!. Al menos teniéndola en casa sentía el calor de una madre. No podía culpar a la mía, sabía que estaba pasando por duros momentos.

—Se ve riquísimo el desayuno, Nana—bese su mejilla como señal de buenos días, antes de sentarme a comer junto a mis hermanas.

—En esta ocasión no soy yo la responsable—nos sonrió terminando de servir—Su padre madrugo y les preparo absolutamente todo

—¿Querrá enmendar algo?—pregunto Alanna

—Claro que no, solo quiere que volvamos a ser la familia de antes—les sonreí confiando en él

—Se van a divorciar, Dylan, claramente ya no podremos volver a ser una familia

Las palabras de Abbey dolían aunque también eran muy ciertas. En cuanto nuestros padres firmaran el divorcio, la familia Styles se terminaría. No volveríamos a salir todos juntos de viaje por el mundo, o yendo a comer de madrugada por algún antojo de las gemelas. No, la vida a la que estábamos acostumbrados ya no existiría más. Y para nada estoy hablando de los lujos. Se que tanto mis hermanas como yo, preferiríamos no tener nada, pero si a nuestros padres juntos. A veces el dinero daba más problemas de los necesarios.

Suspire mirando a mis hermanitas teniendo fe en que no habría divorcio y todo terminaría en un mal sueño.

—¡Se nos hace tarde, vámonos!—las apresure, para ya no tener más conversaciones sobre el divorcio. Para mi era aún un tema difícil.

—Eres el hombre de la casa mi niño, no lo olvides—Nana acaricio mi cara con su mano para después abrazarme

Quise llorar, pero sus palabras me giraban la cabeza. Si, yo era quien debía de cuidar a mis hermanas y a mamá. Papá pasaría bastante tiempo fuera de casa por la gira, además de que ahora debía dividirse entre Aria y nosotros. Yo solo me encargaría de cuidar de mi familia en lo que todo se arreglaba.

Para antes de las 8 de la mañana, ya nos encontrábamos llegando a la escuela. Baje del auto con toda la calma del mundo mientras mis hermanas corrían hacia sus amigas. No era mi caso, ya no había con quien bromear o tontear entre clases. La soledad cada vez me parecía más agradable.

Abrí la cajuela, y temeroso saqué la guitarra que había metido en la mañana. La música era mi pasión, no el fútbol americano. Así que, sin importar que ya fuéramos casi a terminar el curso, me inscribiría al grupo de música y me saldría de una vez por todas del americano.

¿Quien disfrutaba ser golpeado solo por proteger un balón?

Entre más lo pensaba más se me hacía ridículo.

De ahora en adelante sólo tenía a mi música. En ella me podía perder por horas sin aburrirme una pizca. Además, solo de esa manera podía expresarle mis sentimientos a Linnett, quien jamás escucharía ninguna melodía que era inspirada en su honor.

—!Dylan! Justo le estaba diciendo a Katia que no pensaba que vendrías.

—Señora Jenner, Katia, buenos días—salude normal en cuanto me las crucé en el estacionamiento—¿Por qué?—Pregunté confuso y aferrándome a mi guitarra

—Por todo lo ocurrido con tu familia. Debes de estar fatal—ella al notar mi rostro de confusión, abrió sorprendida y arrepentida la boca—¿No te has enterado? Perdóname lindo, no debí decir nada, solo pensé que ya lo sabrías. Disculpa mi indiscreción.

Styles II [H.S] Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora