Dos jóvenes totalmente distintos. Shieda Kayn el portador de un Darkin llamado y Rhaast y Zoe el aspecto del crepúsculo se encontrarán en Ionia, un país de Runaterra.
Donde la joven maga deberá pagar por la negligencia de su actitud, ya que se negó...
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Mis ojos no podrían creer lo que estaban viendo. Rodes era una ciudad subterránea!
Sin duda jamás había visto un lugar así, y tampoco recordaba haber visto una cueva habitada bajo tierra. En ningún planeta o en el pasado de Runaterra.
Agarré en brazos a Tabira, que se intentaba escapar para viajar por la ciudad.
"Hoy no! Tenemos que irnos rápido a Piltover." Le expliqué mientras trataba que no huyera.
La arquitectura era majestuosa, y muy difícil de construir. El sol de la superficie escapaba por largos y poderosos fiordos, además el aire era húmedo y frío.
"Si quieren tomar un barco deberán de ir al puerto y pagar. Es una compra honesta y os dejarán exactamente dónde queráis!" Nos dijo la Vastaya, apuntando hacia los barcos que se encontraban atracados.
Obviamente, todos miramos a Kayn.
"...que?" Nos preguntó.
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"...no... Por favor... No!" Suplicó este.
...Ya era demasiado tarde. Sus plegarias no lo salvarían!
Unas horas más tarde ya todos teníamos un ticket para abordar el barco rumbo a Piltover, gracias a la maravillosa cartera vacía de Kayn.
No tardamos en encontrar el velero en el que viajaríamos, y uno a uno subimos y tomamos asiento.
"Gracias amigo!" Le dijo Akali mientras saltaba al barco.
"Agradecida estoy!" Se rió Heiger mientras buscaba en la mochila algo que comer.
La siguiente en subir al barco fue Tabira, a la cual le ayudó el propio trenzudo. "Gracias!" Le dedicó la joven Líming con gran alegría en su rostro.
La penúltima por subir al barco era yo. Hice levitar mi cuerpo y aproveché un momento de despiste de mis amigos para besarle la mejilla al medio Darkin.
"Gracias Kayn! No olvidaré el sacrificio de tu dinero." Le agradecí mientras tomaba asiento en el barco, al lado de Tabira y la ex-tabernera.
No observé la respuesta de Kayn, el cual terminó de subir al barco. Pero noté que estaba un poco sonrojado, y se quedó mirando el movimiento de la ciudad en silencio.
Hayyy... Quizás fui muy atrevida? No le gustó el gesto?
Al final terminé sonrojada también, y con dudas.
Pero no había arrepentimiento en mi corazón.
Ni una pizca!
Las demás no se dieron cuenta de lo que pasó, así que empecé a charlar con Heiger, tratando de olvidar mi decepcionante intento de hacer un gesto agradable al... Al chico que me gusta.
