Dos jóvenes totalmente distintos. Shieda Kayn el portador de un Darkin llamado y Rhaast y Zoe el aspecto del crepúsculo se encontrarán en Ionia, un país de Runaterra.
Donde la joven maga deberá pagar por la negligencia de su actitud, ya que se negó...
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El atardecer no tardó en notarse. Poco a poco el sol iba cayendo y las sombras de los escombros llegaban más y más lejos.
A la lejanía logré distinguir a dos jóvenes hablando, sentados en el suelo. Un trenzudo y un encrestado.
"Huh, creo que conozco a esos tipos." Me reí hacia mi misma.
Parecía que acababan de terminar su conversación, porque Kayn se levantó y se dirigió a los escombros para trabajar. Seguido de Ekko.
Pensé en ir con ellos, en saludar... Pero sus miradas eran distintas. Estaban serios, casi molestos.
Vaya... No sabía que odiaban tanto trabajar!
Me acerqué a Ekko, ya que el medio Darkin ya quedaba lejos.
"Hola Heiger." Me saludó con un intento de sonrisa.
Esa ya fue la señal de alerta.
"Estás bien?" Pregunté.
"Sí! Sí...! Bueno, supongo? No sé, tengo que ver eso... Como sea que tal estás tú?"
Segunda señal.
"Esto... Ocurrió algo con Kayn?" Dije con un tono ligeramente preocupado.
El sentimiento cambio. La alegría que traía de estar con amigas en mi corazón se oscureció hacia una preocupación y dudas por Kayn.
"Y-yo... No puedo decírtelo...!"
Última señal.
"Tiene que ver con Darius? El comandante de Noxus que decía llamarse Knuckle."
"..." Ekko guardó silencio, agarrando su brazo izquierdo con la mano derecha y llegando a esconderse ligeramente. Su expresión corporal era clara.
"Acerté..." Tomé unas bocanadas de aire profundas, y pensé detalladamente cada palabra que diría. "Por favor, tienes que decirme lo que pasa! Podemos encontrar una solución si trabajamos juntos." Le pedí, casi a súplicas.
"No. El es mi amigo, y en Zaun los amigos son hermanos. Estar juntos nos hace sobrevivir y respetarnos nos hace avanzar. Kayn no cambiará su postura, ya lo intenté. Pero si hacer que cambie no funciona, lo que debemos hacer es respetar su decisión. Esa es mi decisión, Heiger. Igual que es su decisión-."
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"Acaba esa frase." Le pedí con amabilidad y seriedad a mi amigo.
"No cambiarás nada..." Dijo Ekko, sin ánimo de ofender. Con una mirada honesta y sincera.
Y tenía razón, puede que yo no pudiese cambiar nada. No soy tan increíble cómo todos ellos. Tampoco tengo poderes del hielo de Freljord como mis padres. Soy uns humana normal...
