Dos jóvenes totalmente distintos. Shieda Kayn el portador de un Darkin llamado y Rhaast y Zoe el aspecto del crepúsculo se encontrarán en Ionia, un país de Runaterra.
Donde la joven maga deberá pagar por la negligencia de su actitud, ya que se negó...
"... Vaya vaya... Al final volviste, Aspecto del Crepúsculo." Susurró una voz en el firmamento.
Más alto de lo que cualquiera montaña o nube pudiera conocer.
Me levanté lentamente del suelo, con un fuerte dolor de cabeza. "KAYN! Dónde están mis amigos?!" Exigí cuando conseguí detener la prensión de mi cabeza momentáneamente.
Los cielos no hablaron, pero la luz en el hermoso cielo comenzó a descender, rodeándome.
Abrazándome...
Y llevando mi cuerpo hacia las estrellas.
"Te daremos las respuestas que mereces." Finalmente admitió uno de los Celestiales.
Hacía tiempo que no sentía el frío contacto del espacio. Pero los extraños brazos dorados e intangibles me arropaban en mi ascenso a las estrellas.
Y lo volví a sentir... Es como aquella vez, hace eones... Cuando el Aspecto del Crepúsculo me eligió, entro en mi cuerpo, por los poros de mi piel para quemar mi interior y destruir mi cuerpo, construyendo en su lugar una nueva forma como celestial.
Pero yo ya había pasado por aquello, quizás por ese motivo mismo encontré la energía y el valor de rechazar de un manotazo ese increíble poder invasivo, el conjuro de un celestial.
"No busco Ascender otra vez. Busco respuestas." Reiteré con dureza, mirando directamente a las estrellas.
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Se acercó a mí una bola fugaz de chispas azules.
Un espíritu milenario que había decidido responder mis preguntas.
Un celestial...
"Bien, como humana te debería llamar Zoe... Estoy en lo correcto, Ayitta?" Preguntó con respeto grato la esfera chispeante con una profunda y serena voz femenina.
...Ayitta?
Agité mi cabeza un momento y me centré. No importa eso ahora!
"Tienen alguna manera de detener a Swain?" Pregunté tratando de ocultar mi preocupación.
El frío espacio quedó en silencio por unos instantes...
Y luego se echó a reír.
Reírse de mi.
"P-pero que dices! Que gran chiste qué buena que buena! No sabía que eras tan graciosa en esta huésped, Ayitta querida!" Soltó la bola mientras adoptaba otra forma, una forma que parecía serle más cómoda.
Me sonrojé de vergüenza y enfado, frente al desnudo cuerpo brillante como la esfera chispeante azul. Un cuerpo mucho más femenino y bien moldeado que el mío propio, o el de cualquiera que conociera.
Quedé en silencio.
"... Oh que era en serio?! No pensé que hubieras escalado hasta aquí solo para... Bueno, ya sabes, luchar contra un simple mago? Además, que motivo hay para librar tal pelea?" Comenzó a protestar con curiosidad la figura de estrellas.
