Dos jóvenes totalmente distintos. Shieda Kayn el portador de un Darkin llamado y Rhaast y Zoe el aspecto del crepúsculo se encontrarán en Ionia, un país de Runaterra.
Donde la joven maga deberá pagar por la negligencia de su actitud, ya que se negó...
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No recuerdo... Como acabé aquí.
"Que gracioso." Dijo Rhaast en algún lugar lejano, pero cerca al mismo tiempo.
Todo estaba oscuro... No... Yo tenía los ojos cerrados. Durmiendo? Desmayado?
Quizás... Muerto.
La oscuridad y el dolor eran lo único que me rodeaban. Dolor físico, y mental.
No sólo por el dolor de cabeza que me hacía sudar frío, si acaso seguía sudando luego de morir.
Si no el dolor en mi cabeza y corazón de no poder seguir viviendo. Acaso ese era mi fin?
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"Oh vamos Kayn...! Ahora que empezábamos a hablar, y me dejas solo? Ya te vale maldito!" Rió la guadaña desde su escondite, perturbando el ruido.
Traté de hablar, pero no podía. Mi boca estaba sellada, y tampoco podía intentar acercarme a el... No podía sentir nada exterior, solo mi dolor interior, y tampoco podía escuchar nada de fuera, excepto a Rhaast.
Todos mis sentidos estaban apagados...
Yo... Morí.
Me pregunto cómo estarán los demás. Kamila sobrevivió...?
Qué harán los demás si me ven muerto...?
Já! Seguramente Zoe me echaría la bronca! Si acaso aún le importo...
Supongo que tampoco podría despedirme de nadie... Ni de Tabira si quiera...
No quiero morir.
"No tienes porqué."
...
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Tras mucho sufrimiento y esfuerzo, abrí mis ojos.
Y ante mi se extendía el vasto Universo... El solitario, y frío... Universo.
