Dos jóvenes totalmente distintos. Shieda Kayn el portador de un Darkin llamado y Rhaast y Zoe el aspecto del crepúsculo se encontrarán en Ionia, un país de Runaterra.
Donde la joven maga deberá pagar por la negligencia de su actitud, ya que se negó...
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"Huh...?" Susurré mientras bostezaba levemente, abriendo mis ojos para observar el cielo.
Sentí a mi lado el calor de la hoguera. Tal y como imaginaba, Kayn ya estaba despierto, preparando el desayuno mientras todos dormían...
Seguramente se había despertado horas atrás para vigilar el grupo por si acaso...
Quedé en silencio, tumbada en mi saco de dormir. Soy la enérgica pero a mí la pereza me puede. Me dije con honestidad, haciéndome reír.
"Buenos días Heiger." Saludó Kayn al escuchar una risa, sin siquiera girarse.
"..."
"No finjas que estás dormida."
Suspiré un poco y me levanté de mi saco de dormir, preparándome para ayudar al cocinero en contra de mi voluntad.
"Bien, tu ganas. Pero que sepas que era mejor cuando no estabas!" Me quejé haciendo puchero mientras empezaba a limpiar algunos vasos para servir las bebidas del desayuno.
Kayn sonrió con nostalgia mientras revolvía huevos en una freidora de Piltover.
La nieve no tardó en iniciar, lo cual despertó lentamente a todos los miembros del grupo.
Akali, Amilton, Kamila, Ekko, Tabira y Zoe. Conmigo y el medio Darkin, éramos 8.
Y hablando de Darkin...
"Oye, noté que últimamente no te alejas mucho de la guadaña." Le dije a Kayn mientras desayunaba al lado de Akali.
Pero parecía que el trenzudo no lo había notado, porque se sorprendió del hecho de que Rhaast ahora mantenía el silencio y hablaba con menos sed de sangre que de costumbre, aunque su sarcástico humor no cambió ni un poco.
Sí que debieron de vivir cosas en Freljord para llegar a tanto!
* * *
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No tardamos en empezar a movernos através del bosque. La luz de la mañana iluminaba nuestros pasos y el viento que venía del norte de las montañas parecía más ameno que de costumbre.
