Dos jóvenes totalmente distintos. Shieda Kayn el portador de un Darkin llamado y Rhaast y Zoe el aspecto del crepúsculo se encontrarán en Ionia, un país de Runaterra.
Donde la joven maga deberá pagar por la negligencia de su actitud, ya que se negó...
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No tardé en encontrar el lugar donde habían escondido a Kayn.
Por suerte, solo el extraño zumbido de Rhaast o el latir del corazón de Kayn era suficiente para encontrarlos.
Pero no hacía falta mis poderes... El ruido de gritos y mobiliario romperse suele delatar su posición.
"Porqué tardaste tanto?" Pregunté cuando me encontré en el camino a Kayn huyendo de una banda malhumorada.
"Te lo cuento luego cielo ahora tengo que escapar!" Dijo apresuradamente.
Le das importancia una o dos veces, pero ya es tan clásico de él no hablar con claridad...
"Detrás de ti, Pa." Dije siguiéndole y huyendo de aquellos guerreros.
Bueno, más bien maleantes. Solo llevaban porras y... Magia?! "Te reíste de un truco de cartas?"
"Desde luego no me reiría de ese chiste. Pero esos de ahí son del equipo de Sylas, y están aquí por algún motivo."
Detrás de nosotros los gritos se desataban y los puestos del mercado volaban por el aire.
...
"Un momento si llevan aquí más tiempo que nosotros, podrían ayudarnos en el ataque de Swain." Dije tras darle unas vueltas a la situación.
Kayn y yo nos detuvimos al instante, y nos dimos la vuelta.
"... Puede... Es una opción."
Las telas cayeron, y se mostraron ambas armas.
Observé cómo el miedo se apoderaba de aquellos magos de poca monta. "Oye... No irán a-a...!"
* * *
Volvimos a rodear de tela nuestras armas.
"No nos cargamos a nadie no?"
"Este de aquí no se mueve." Le respondí a Kayn.
"Bah, está respirando así que se pondrá bien. Encuentra a un rubio de ojos verdes!" Me pidió.
"Oído cocina."
Tras unos segundos avisté a un mago rodeado de oro hecho añicos. "Este?"
Kayn asintió y caminamos hacia el guerrero cicatrizado, tumbado sobre su espalda.
"Ok... Hagamos negocios!" Le sonreí con amabilidad.
Sus ojos se llenaron de pavor, pero tampoco podía quejarse... Con la mandíbula desencajada.
"Podemos solucionar eso en el punto de encuentro con el equipo de reconocimiento?" Preguntó Kayn observando la situación de los amables reclutas que habíamos encontrado.
"Yup. Los llevo yo y me dices hacia donde se va." Dije mientras levantaba del suelo a las personas.
