Dos jóvenes totalmente distintos. Shieda Kayn el portador de un Darkin llamado y Rhaast y Zoe el aspecto del crepúsculo se encontrarán en Ionia, un país de Runaterra.
Donde la joven maga deberá pagar por la negligencia de su actitud, ya que se negó...
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"Gracias por acompañarme a arreglar esta movida, Kayn." Le agradecí al trenzudo.
"Heh, sin problemas! Ahora que eres del grupo, te ayudaremos en lo que podamos, al fin y al cabo, estamos en el mismo barco." Se rió este.
Asentí en concordancia y continuamos el camino hablando de temas sin importancia, pero cuando abrí las puertas de la zona afectada, sus ojos se movieron a otro sitio.
Y sea donde sea que apuntasen, no se movían del sitio.
Huh? Y a donde mira este?
En línea recta, seguí el camino a donde apuntaban sus ojos.
"... Yup... A mí también me encanta Rouger." Le sonreí mientras daba un ligero codazo a Kayn.
"Sí... Espera que? No estoy viendo a Rouger tonto!"
"Ah no?" Dije con dudas y hasta cierto punto, decepción.
"Estoy viendo... A otra persona." Dijo con una ligera mirada de vergüenza.
"Vaya Kayn...pensaba que tenías mejores gustos."
"Yo también." Me acompañó el Darkin.
El trenzudo suspiró y apartó la vista de...-
"Zoe! Estabas mirando a Zoe!"
No hizo falta que dijese nada, ya que mi amigo se sonrojó tanto como su guadaña.
"Más bajo, cabeza hueca!"
Rápidamente tapé mi boca con mis manos. "Perdón...!"
Kayn suspiró de nuevo, pero de alivio.
"Ok ok... Te lo diré... A mí-."
"Te gusta Zoe, no?"
"Ya dije lo malo que es tu gusto por las mujeres?" Insistió la guadaña.
El medio Darkin apartó la vista de mí y le dedicó una mirada amenazante a la arma que llevaba en su mano izquierda.
"Bien, pero que tiene de malo eso? Zoe te gusta y apuesto a que tú le gustas a ella! No veo ningún problema." Dije con simplicidad y alegría.
"...hay 1 gran problema... Escucha, sé que no te conozco desde hace mucho pero ella confía en ti. Confió desde el primer momento en el que te vio y conozco su buen criterio. Así que te diré un secreto... Pero por favor, primero no le digas a nadie. Segundo... No me juzgues."
En ese momento reí de despreocupación. Esperaba algo gracioso o vergonzoso... Que tonto eres, Ekko...
Lo que Kayn me dijo me dejó sin palabras. Y durante un momento cientos de dudas empezaron a surcar mi cabeza.
"Pero-! Es esto en serio? No deberías de preguntarles o hablar con alguien más?!"
