Dos jóvenes totalmente distintos. Shieda Kayn el portador de un Darkin llamado y Rhaast y Zoe el aspecto del crepúsculo se encontrarán en Ionia, un país de Runaterra.
Donde la joven maga deberá pagar por la negligencia de su actitud, ya que se negó...
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"Escúchame bien, cría Líming..." Susurré desde los escombros cuando la vi entrar en la habitación.
A decir verdad, todo parecía jodido. Pero... No tenía ni la mas mínima intención de quedarme de brazos cruzados.
Al contrario. Tenía la intención de ayudar.
"Puedes considerarlo el culmen de una vida de arrepentimientos, pero en verdad me lo he pasado bien. He disfrutado el asesinato y la destrucción pero... Creo, no estoy seguro... Que disfruté más atormentando a Kayn."
Mientras Tabira me cogía del suelo, sentí como mi control no tenía posibilidades de afectarla... No tenía la intención, pero estaba bien saber que tampoco lo haría por acto reflejo.
"Eres una buena niña. Ellos son un poco mendrugos a la hora de ser padres pero... También son buenas personas. Hacéis tantas cosas bien que me parece imposible no contagiarme un poco de vuestra locura."
Tabira tomó aire mientras su manos temblaban. Aquellas diminutas manos que alguna vez acaraciriaron mi frío y metálico exterior ahora eran las poderosas manos de una joven aspecto del alba.
Tabira mordió su labio izquierdo, mientras unas pocas lágrimas se deslizaban por su rostro.
"N-no quiero perderte..."
...
"Hah... En serio... Sois todos unos locos." Susurré, sin siquiera creer que alguien como yo pudiera escuchar unas palabras tan cursis dirigidas a mí.
Me sentí... Aliviado.
No había sido tan malo, después de todo. Desde luego que mi daño era irreversible y mi culpa imposible de perdonar pero... Alguien lloró por mí...
"¡Todos vitorearán mi nombre! Quiero que lo haga todo el mundo, que todos sepan que Rhaast fue el valiente que se sacrificó por llevarse consigo al demonio de Swain, mientras los demás se quedaban arrastrándose en el polvo!"
Mi risa inundó la habitación y escuché mi propio eco, pese a ser tapado por los estruendos que Swain provocaba.
"... Puede ser que tardemos en vernos... Pero Fiddlesticks está en algún lado. Si prometes que no te me mueres... Puedes ir a buscarme y reclamarme de vuelta." Le susurré a la poderosa aspecto del Alba, la cual limpió sus ojos lagrimosos con su muñeca antes de alzarme y suspirar suavemente.
