Dos jóvenes totalmente distintos. Shieda Kayn el portador de un Darkin llamado y Rhaast y Zoe el aspecto del crepúsculo se encontrarán en Ionia, un país de Runaterra.
Donde la joven maga deberá pagar por la negligencia de su actitud, ya que se negó...
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Estúpido Kayn... Es muy difícil ignorarlo! Nada más escuchar un sonido en la puerta, no pude evitar emocionarme al pensar que podría ser el. Además está intentando pedirme perdón...! Pero no puedo perdonarlo así como así. Además me enfadé con él por una tontería... Me arrepiento muchísimo por ponerme en esta situación. Yo quiero estar con él y pasar más tiempo a su lado. Y lo único que se me ocurre hacer es apartarlo?! Soy una boba!
... Los minutos seguían pasando mientras continuaba mi monólogo interno.
Tabira acababa de ducharse, y se veía lista para seguir celebrando su cumpleaños. Ella se encontraba en la cama, observando con curiosidad esos misteriosos objetos envueltos en papel que no nos había visto comprar. Seguramente soñando con el desconocido contenido.
Fue por esto y muchas otras cosas que me pilló desprevenida el sonido de la puerta.
Knock-Knock
...eh?
Observé através del pequeño pestillo de la puerta para ver quién era.
Como no podía ser de otra forma... Era Kayn.
Ba-dump.
Waaahhh! Ahora qué hago?! Que le digo?! Debería de disculparme y acabar con esto ya? No es muy temprano?!
"Zoe? Puedes abrirme la puerta?" Preguntó el trenzudo al otro lado de la gruesa pared de roble entre nosotros.
Sin embargo me bloqueé, y no supe que hacer o decir.
"... Oye sé que estás enfadada. Pensé en decirte esto a la cara pero... Bueno, lo que sea. Me dijeron que estás aquí así que espero me estés escuchando. En el cumpleaños de Tabira acompañame un momento. Eso es todo." Suspiró el chico antes de dar media vuelta y marcharse.
Sentí como sus gráciles pero varoniles pasos pesados se alejaban de la puerta, y como finalmente bajaban por los peldaños de las escaleras.
Quedé en silencio unos segundos más. Hasta que estuve segura que ya no estaba presente.
"...Odias a Kayn?" Preguntó Tabira con una voz inocente y muy apenada.
Me sentí muy mal por darle esa impresión a la pequeña. Me acerqué a ella y la abracé.
"No no no no no! Tu sabes que aprecio mucho a Kayn, pero no entenderías que pasa si te lo dijese."
Antes de seguir le di un par de besos en la frente y la atrapé con mis brazos.
"Ninguno de los dos se odia. Solo soy un poco tonta..."
Tabira empezó a reír, mientras me devolvía el abrazo.
