Dos jóvenes totalmente distintos. Shieda Kayn el portador de un Darkin llamado y Rhaast y Zoe el aspecto del crepúsculo se encontrarán en Ionia, un país de Runaterra.
Donde la joven maga deberá pagar por la negligencia de su actitud, ya que se negó...
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Salté de la ventana de mi habitación y caí grácilmente en el suelo. Detrás de mí, las ventanas de la taberna se habían apagado y casi todos los dormitorios permanecían oscuros.
A mí no me engañan... No hay nadie durmiendo.
Suspiré algo enfadada. Mis sentidos eran demasiado agudos, y debería de acostumbrarme a escuchar, ver, sentir y oler tanto.
"Este sitio es aburrido." Me dije a mi misma, mientras aumentaba el paso.
Y el paso se convirtió en carrera. Las zancadas en saltos poderosos. Cuando quise darme cuenta, viajaba por el aire entre saltos y vuelo.
El viento hacía difícil la tarea de abrir los ojos, si podía sentir todo con ellos cerrados, no abrirlos tampoco resultaría en una gran perdida.
Y sin embargo... Quería abrirlos. Ver mundo.
Aunque fuera ese mundo que me arrebató el mío. Quería conocerlo.
Y era hermoso. Lo maldije cientos de veces...
Era hermoso.
"Tch-... Que tontería." Dije mientras bajaba de los tejados y caía sobre ambos pies.
Enfadada, me si la vuelta y comencé a caminar hacia la taberna del sol naciente.
Igualmente hacía frío en las calles de la capital Noxiana, y la humedad lo hacía bastante peor. Sorprendentemente, mi resistencia al frío seguía siendo la misma aún siendo un Aspecto.
Sin resistirme, comencé a tiritar de frío.
"Hey esa botella es mía!"
"Aparta gordito que aquí viene mi brazo de hierro..."
"12, 13, 14... Y 15! Así que, cuanto por la cola de lagarto?"
"Estúpido borracho, me espantas la clientela!"
No podía evitar escuchar todo lo que sucedía en la calle, no tenía botón de apagar mis sentidos como los botones de Piltover.
No debería de saltar y volar como antes ahora que veo que hay gente.
Y espero no me hayan visto ya...
De pronto, dejé de sentir frío. Algo me rodeaba... Una chaqueta.
"Perdón, te molestó?" Preguntó alguien detrás de mí.
Me giré velozmente y preparada para pelear, pero frente mí solo tenía un joven bien vestido, con botas marrones y traje de gala color rojizo.
Su cabello era color canela, y su mirada azul oscura me dejó sin habla. Había sido él quien puso su chaqueta sobre mis hombros?
"Vi que estabas con frío, y me sobra esa chaqueta." Dijo el joven con una sonrisa tan cálida como su prenda.
