Los líderes mundiales, sin embargo, no compartían esa fortaleza. Estaban atrapados en un pánico expectante, sus miradas fijas en la batalla, conscientes de que sus vidas pendían de un hilo. La barrera de Roderick los protegía por ahora, pero la creciente desesperación en sus ojos dejaba claro que no sabían cuánto tiempo más duraría aquella protección. El miedo les había invadido.
La respiración de algunos se tornó errática, y otros simplemente se aferraban a las mesas, sudando frío, incapaces de comprender plenamente la magnitud de lo que estaba ocurriendo ante ellos. Eran titanes políticos, acostumbrados a controlar el destino de sus naciones, pero ahora se encontraban indefensos ante una amenaza más allá de su comprensión.
Kristof, el representante de Rusia, apenas podía contener su frustración.
—¡Esto es una locura! —gritó, su voz quebrada—. ¡Nos estamos poniendo en manos de un hombre al que ni siquiera conocemos completamente! ¡Estamos a merced de una magia que no entendemos!
Jeffry Adams, el representante de la CIA, lo observaba con igual preocupación, pero más en control. Su mirada seguía centrada en Roderick, consciente de que, aunque estuvieran fuera de su elemento, dependían completamente de su antiguo amigo.
—Tiene que ganar —murmuró, casi como un mantra—. Roderick siempre ha encontrado una forma.
La batalla en el centro de la sala seguía su curso con una ferocidad implacable. Yugo lanzaba oleadas de oscuridad, cada ataque más potente que el anterior, como si la criatura se alimentara del miedo que impregnaba la sala. Roderick apenas lograba bloquear cada ráfaga, desviándolas con campos de fuerza que crujían bajo la presión o con barridos de su espada mágica. Pero cada impacto lo desgastaba un poco más.
—Eres persistente, embajador, —dijo Yugo, su voz envolviendo la sala como una bruma oscura—. Pero el destino ya está sellado. Tus esfuerzos son en vano. Los humanos no mágicos no pueden sobrevivir a lo que viene. Ni tú podrás salvarlos.
Roderick no respondió con palabras. No tenía tiempo para ello. Toda su energía estaba enfocada en el combate, en sobrevivir un segundo más, en protegerlos un minuto más. Sabía que el poder de Yugo estaba desbordando sus límites, que la oscuridad lo estaba arrinconando, pero no podía permitirse dudar. Con cada segundo que resistiera, estaba dando una oportunidad a los líderes, una oportunidad a la humanidad para responder pacíficamente a la amenaza que representaban los Tenebris. La lucha debía continuar.
Yugo atacó de nuevo, esta vez con un gesto amplio de su brazo espectral, proyectando una nube de sombras que se retorcían como serpientes hacia Roderick. El embajador levantó ambos brazos, creando un campo de fuerza reforzado, pero el impacto fue brutal. La explosión de energía oscura golpeó con fuerza, haciendo temblar la barrera, y una vibración aguda recorrió la sala, desestabilizando a los líderes que miraban impotentes.
—¡Roderick! —gritó el representante de la Unión Europea, incapaz de contener su desesperación. Era un grito de angustia, un clamor al vacío, un reconocimiento de que su última esperanza estaba al límite.
Roderick cayó de rodillas por un breve momento, su respiración entrecortada. Pero en lugar de rendirse, apretó los dientes y se levantó una vez más, su cuerpo rodeado por el resplandor lila de su magia. No había tiempo para detenerse. No podía fallar.
Con una última concentración de su poder, Roderick invocó una ráfaga de espadas mágicas, enviándolas con toda su fuerza hacia Yugo. Las armas, rodeadas de luz purpúrea, cruzaron la sala con velocidad, perforando la oscuridad del Tenebris. Por primera vez, Yugo retrocedió, su forma oscura retorciéndose bajo el impacto. La luz de Roderick había encontrado un punto débil.
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Esencias Mágicas [Completa]
FantasySumérgete en un mundo donde los hilos del destino están tejidos con hechizos ancestrales y secretos oscuros. En 'Esencias Mágicas', la magia cobra vida de manera asombrosa, entrelazando las líneas entre el bien y el mal. En un reino donde la magia e...