Esencias Mágicas [Completa]

125.El Embajador De Los Magicsy

El representante de la Unión Europea, quien antes había hablado en favor de la diplomacia, fue el primero en romper el silencio.

—Roderick tiene razón. No podemos enfrentar esto solos. Si lo que hemos visto es solo el comienzo, entonces necesitaremos toda la ayuda posible para lidiar con estas invasiones, sean de donde sean. —Su voz sonaba firme y lo había hecho bien, pero tenía un ligero temblor que delataba su inquietud.

China y Rusia, en cambio, seguían observando a Roderick con recelo, como si todavía no pudieran aceptar la idea de trabajar con alguien que había ocultado tanto durante tanto tiempo. Pero antes de que pudieran expresar su oposición, un estruendo sacudió la sala. Las luces parpadearon y una vibración profunda recorrió el edificio, como si algo gigantesco se moviera debajo de ellos.

—¿Qué está pasando? —preguntó Kristof, levantándose de su asiento mientras los guardias comenzaban a correr hacia las entradas.

Roderick cerró los ojos, su rostro se tensó, y cuando los abrió de nuevo, su expresión era más sombría que nunca.

—Están aquí... —dijo en un susurro, apenas audible, pero lo suficiente para que todos los presentes lo escucharan.

Las puertas de la sala se abrieron de golpe, y por ellas entró una oleada de viento helado, acompañado de una oscuridad viva que parecía moverse por su cuenta. Los guardias apuntaron sus armas, pero en el fondo sabían que no estaban preparados para lo que vendría. Un tenebris estaba atacando el edificio donde estaban.

Roderick, viendo la sombra que comenzaba a filtrarse en la sala, dio un paso adelante.

—No sé cómo nos encontraron, —dijo— el tiempo para actuar es ahora.

Los líderes mundiales, que hasta ese momento habían sido figuras de poder y control, miraron con horror la entrada de lo desconocido. Sabían que ya no era una simple cuestión política. Era una lucha por la supervivencia de su mundo.

El caos apenas comenzaba.

El aire en la sala se volvió más denso, casi irrespirable, cuando una figura ominosa emergió de las paredes frente a la puerta abierta de golpe, su presencia impregnada de una oscuridad palpable parecía devorar la luz misma. La criatura, o mejor dicho, el espectro humanoide que se manifestó, era una visión que ninguno de los presentes podría borrar jamás de sus mentes. Su forma flotaba suavemente, envuelta en una negrura que parecía arremolinarse a su alrededor como un manto vivo, y su rostro... su rostro era una aberración más allá de cualquier pesadilla.

El pánico fue instantáneo. Aquellos que lo miraban, los líderes mundiales, personas acostumbradas a manejar crisis, sintieron sus pensamientos escapar como agua entre los dedos. Sus mentes se fragmentaban solo con mirarlo, el razonamiento les abandonaba, reducidos a meros cascarones de su antiguo poder. El espectro era una fuerza imparable, una entidad que no necesitaba levantar un dedo para quebrar las voluntades humanas. Solo aquellos con magia, como Roderick, podían soportar su influencia sin caer inmediatamente bajo su dominio.

La criatura habló, su voz era profunda y retumbante, pero extrañamente elegante, con un léxico impecable que resonó en un perfecto idioma comprensible, un marcado contraste con su aspecto.

—¿Quién es el líder de este consejo de débiles? —preguntó, su tono estaba firme, pero sin agresividad, como si simplemente estuviera anunciando su llegada. Las palabras parecían filtrarse en la mente de cada persona, quebrando cualquier intento de resistencia interna, su sola pregunta atraía consigo una ola de temor paralizante.

Los líderes, pálidos y sin aliento, no podían reaccionar. Estaban congelados, atados por un terror que iba más allá de lo físico. Las manos les temblaban, los ojos estaban abiertos como platos, y varios comenzaron a jadear, con el sudor frío resbalando por sus frentes. Era como si la mera presencia de esa entidad les robara el aliento y, con él, cualquier vestigio de control que tuvieran sobre su mente y su carne.