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En todas las mitologías y panteones siempre ha habido, y habrá, antagonistas y villanos que van en contra de los dictámenes del dios principal de sus respectivos panteones. Ejemplos hay muchísimos: Lucifer y los demás demonios en las religiones Abrahámicas, Loki en la mitología nórdica, Angra Mainyu y Aži Dahāka en el Panteón persa, el dragón Vitra en la hindú, entre otros antagonistas. Pero el más despiadado, el más cruel si cabe, es Seth.

Seth, el dios de la oscuridad y el desierto es, junto al dragón Apophis, los antagonistas y villanos respectivamente de la facción egipcia. A diferencia de Apophis, el cual es un dragón maligno que lucha con Ra cada noche, Seth era un dios más que traicionó al panteón egipcio por estar descontento con el reparto que hizo el dios solar egipcio sobre su reino.

A Osiris, su hermano, le tocó las orillas del río Nilo y el delta, mientras que a Seth le tocó lo demás: arena y más arena. A Seth le había tocado gobernar el desierto, una zona sin humanos y sin recursos naturales. Seth se enfureció por la decisión y mató a su hermano Osiris, pero su cuñada, Isis, recolectó los miembros amputados y los unió con magia para resucitar a Osiris. Seth huyó para no ser condenado y ya no volvió a Egipto. Hasta ahora.

En la sala donde se había llevado a cabo la conferencia de paz, estaba Seth, sobre la mesa en la que estaban sentados, con su bastón y su cruz egipcia sobre su pecho. El dios Ibis vió con desprecio a los invitados de la facción abrahámica y reprochó al dios solar egipcio.

–Padre, ¿se puede saber porqué ha invitado a la escoria nómada? –preguntó Seth a Ra con un tono de preocupación e ira.

–Es lo mejor para el Reino. Tantos milenios de guerra han de acabar. Y tú no vas a impedirlo. –declaró severo el dios halcón a Seth, el cual parecía decepcionado por la respuesta.

–Parece que no me has entendido. No he venido a preguntar el porqué, ¡sino a detenerlo yo mismo! –exclamó Seth alzando su bastón, invocando con este una gran nube de oscuridad.

La nube de oscuridad se dividió en dos: una de las ramificaciones se dirigió a las ventanas de la sala, tapándolas y evitando que los rayos del sol penetrasen a través de ellas; la otra nube se dirigió a Ra, y atravesó su pecho, debilitándole hasta un punto en el que no podía ni tenerse en pie.
Los invitados de la facción Abrahámica no podían creer lo que acababan de ver: un dios menor del panteón egipcio casi había derrotado de un golpe al dios más fuerte de África.

–¿Y ahora qué vais a hacer, eh.? La única persona de esta sala que me podía haber derrotado está moribunda y vosotros no me llegáis a la altura de los talones en nivel poder. –desafió chulesco Seth señalando con su bastón a un Ra sentado en su trono casi desmayado.

–Dudo que Ra esté tan débil... es un dios mayor que cada noche se enfrenta a un dragón maligno. –dijo de repente Yeshua desde el holograma que estaba en la mesa. –Una simple nube de oscuridad en su pecho no lo va a matar. –declaró con firmeza el hijo de Ël.

–¿Yeshua Ibn Mariy? ¿Sigues vivo aún tras dos mil años? –preguntó Seth incrédulo y con un poco de temor. –Si ese legionario te clavó esa lanza en tu pecho y te mató. ¿Cómo has resucitado? –cuestionó Seth curioso.

–Es una larga historia... pero si quieres saberla, ¡tendrás que pasar por nuestros cadáveres! –exclamaron los Arcángeles y los Cadres invocando sus armas de luz protegiendo a Issei.

–Ah, al final vais a enfrentaros contra mí, ¿eh? –dijo Seth tranquilamente, demasiado tranquilo y relajado. –¡Pues venid a por mí, hijos de Ël! –gritó Seth golpeando con su bastón el suelo creando seres de arena y oscuridad.

–¡Sekiryūtei! ¡Ve y ayuda a Ra como puedas! –ordenó Kokabiel invocando su Zweihänder de luz.

–¡Sí mi general! –dijo Issei invocando sus seis alas, dos de dragón y cuatro de caído, para dirigirse volando a donde estaba Ra.

El Dragón Carmesí De Grigory. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora