El Dragón Carmesí De Grigory. (+18)

T.3.14

En la Sala de Plegarias en el Segundo Cielo nada parecía presagiar lo que se avecinaba procedente del Inframundo Demoníaco. Ravel se había sentado en su cubículo, el 08, se había puesto los cascos y estaba atenta a las plegarias que hoy recibiera. Al principio eran plegarias corrientes: sanación de seres queridos, paz en Próximo Oriente, salvar situaciones económicas precarias... Ravel ya estaba acostumbrada a esos tipos de plegarias, pero la que le salió ahora la desconcertó.

"En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Tú, Señor, que saliste del sepulcro, tu último encierro, victorioso y triunfal, haz que nosotros, tus elegidos para la Salvación, resucitemos y salgamos victoriosos, al igual que tú hiciste venciendo a la Muerte. Amén."

La diablesa Phoenix leyó una y otra vez la plegaria. No la comprendía, parecía que estaba encriptada para que muy pocos la entendiesen. Tras un buen rato dudando, llamó a su compañero de al lado, el ángel que le ayudó el primer día en la Sala de Plegarias. Noarel leyó la plegaria y al igual que Ravel dudó por unos segundos. Pero algo que le hizo ponerse nervioso. Y eso fue la palabra "salvación" y la temática de la plegaria "encierro.

-¡Que alguien avise algún arcángel! ¡Es urgente! -exclamó Noarel en voz alta, poniendo en alerta a los ángeles ahí presentes.

La voz corrió por el Segundo Cielo, y un ángel que pasaba por la entrada de las oficinas, tomó el mensaje y fue tan rápido como sus alas blancas le permitían. Tomó el ascensor que se localizaba en el centro del Primer Cielo y subió al Sexto Cielo, donde vivían los Arcángeles. El ángel aludido corrió hacia la primera villa que vio, siendo esta la de Gabriel, "La Fuerza de Dios", la arcángel de los niños. El ángel aporreó la puerta desesperadamente y Gabriel fue a abrirle.

-¿Qué pasa hermano? ¿Qué te trae por aquí? -preguntó la arcángel con su típico tono de voz dulce pero dejando notar su preocupación por su hermano ángel.

-Hemos recibido una plegaria en el Segundo Cielo... Es ciertamente preocupante... -dijo el ángel ahogandose debido al sprint que había hecho.

La Arcángel rubia cambió repentinamente el semblante: de uno preocupado por el ángel, a uno sombrío, lleno de ira y determinación. Le pidió al ángel que había venido a ella que le llevase al Segundo Cielo a leer la plegaria. Así pidió Gabriel Arcángel y así se hizo: el ángel la acompañó a la Sala de las Plegarias visiblemente nervioso, aunque lo simulaba como medianamente podía. Llegaron a las oficinas tras una caminata desde el ascensor que unía los siete Cielos entre sí. Allá por donde Gabriel iba, los ángeles la recibían con bendiciones y alabanzas. Llegó entonces a donde estaban los cubículos y los ángeles que allí trabajaban la recibieron gustosamente.

-Shalom, hermanos. ¿Dónde está esa plegaria que tanto os perturba? -preguntó la Arcángel Gabriel a los ángeles, quienes la guiaron al cubículo donde trabajaba Ravel.

-¿Fue a la diablesa Phoenix a quien le salió? -preguntó Gabriel asombrada ante el hecho de que fuera a Ravel y no a algún otro ángel al que le saliera la plegaria.

-Sí Señora, fue a ella. -dijo Norael a la ángel de los niños, la cual se acercó a la pantalla para leer la plegaria, la cual estaba en hebreo.

Gabriel procedió a leer la plegaria que había recibido Ravel. Se santiguó cuando leyó "En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". Leyó la plegaria entera, de principio a fin tres veces. Fueron solamente tres veces las que necesitó para entender lo que estaba pasando con esa plegaria. Muy preocupada, Gabriel salió corriendo de ahí y se dirigió al Séptimo Cielo, a donde Yahweh -y ahora Yeshua Ibn Mariy- trabajaba, dormía y hacía su vida cotidiana.

-¿A dónde vas Gabriel-achot? -preguntó Noarel extrañado por el ímpetu de la arcángel.

-¡A avisar a Yeshua-melech, esto es grave, muy grave! -exclamó Gabriel saliendo del bloque de oficinas de Plegarias para ir al ascensor del Segundo Cielo.