19.

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Los presentes estaban llenos de ira. ¿Cómo era posible que los demonios hubiesen invadido el Cielo? Es más, ¿cómo se supone que han entrado el demonio Astaroth y el demonio Agares? Nadie sabía por qué, pero sí sabían que tenían que expulsarlos, aniquilarlos, acabad con los invasores. El primero en dar la orden no fue otro que Kokabiel.

-¡Hermanos! Puede que hubiese pecado de joven. Puede que me llaméis monstruo por lo que hize en la Gran Guerra. Pero yo, Kokabiel, Cadre de las estrellas, hermano del Arcángel Miguel y hermano de Cristo, os digo ahora: ¡Con honor hasta el final! ¡Deus Vult! -exclamó Kokabiel invocando su Zweihänder de luz dorada.

-Esta vez tienes razón hermano. ¡Por Padre! ¡Al ataque! -ordenó Miguel desplegando sus 12 alas doradas e invocando una lanza de luz.

-¡Esperad hermanos! -exclamó en un tono severo Penemuel. -No podemos atacar a lo loco. Son demonios, seguramente tengan algún as bajo la manga. -aclaró la Cadre pelimorada a sus hermanos, los cuales les prestaron atención. -Lo más seguro es que hagamos una estrategia. Si hacemos una estrategia podemos vencerles con facilidad. -explicó Penemuel, a lo que Yeshua habló relajadamente, como él solía hablar.

-Hermana, tienes razón. Ya sabéis que yo soy alguien pacífico, no me gustan las guerras. Pero si es el Trono de Padre el que está en peligro, os ayudaré. -dijo Yeshua poniendo sus manos en señal de bendición. -¡Qué la voluntad de Padre esté eternamente con vosotros, hermanos, Sekiryūtei! -pronunció Yeshua cuando, inmediatamente, un hechizo de luz fue lanzado a través de sus manos y entró en cada uno de los Cadres, Arcángeles, en Issei, en Raynare y en su grupo.

-¿Qué haremos con esto? -preguntó escéptico Azazel al ver una fina aura dorada rodeando a los que estaban en la sala del Trono.

-Esa es una mínima fracción del poder de padre. Soy su hijo, ¿lo recuerdas? -explicó con sarna Yeshua. Todos se dieron una palmada en la frente. -De todas maneras, no hagáis mucho destrozo, esta es la casa de Dios.

–Claro que no hermano. No haremos mucho daño... –prometió Penemuel susurrando lo último. –Pero tengo que protegeros, a ti y a Pedro. –dijo Penemuel creando una gran barrera mágica que rodeaba el Trono donde estaba Yeshua y San Pedro. –Ahora sí. ¡Deus Vult! –exclamó Penemuel invoncando una espada de luz.

Mientras tanto, Asia y el Padre Freed hablaban entre ellos sobre el demonio Astaroth. Ambos habían sufrido a manos del demonio Astaroth: Asia había sido expulsada del convento por haberle curado de una herida autoinflingida; ese era el método que usaba para raptar a las novicias de otros conventos. El Padre Freed también había sufrido a manos del demonio de pelo verde: sus padres fueron asesinados por él, su hermana había sido violada y asesinada por él. Por eso Freed se volvió sacerdote y exorcista: para vengarse de él. Ambos tenían cuentas pendientes.

Kleine Asia, ya sabes que tanto yo como tú tenemos deudas con él. –habló el Padre Freed a Asia. –Así que toma: esta es el arma con el que maté al heredero mayor de los Phoenix. –confesó Freed dándole una pistola alemana de aspecto antiguo, de la segunda guerra mundial, una Parabellum Luger P08*.

*La Parabellum Luger P08 es una pistola alemana usada por el ejército alemán durante la 2GM.*

–¿Padre Freed que hace con una pistola? –preguntó Asia con dudas observando con detenimiento el arma.

–Quiero que la uses tan sabiamente como yo. Puede que mi padre la usase para el mal, pero tanto yo como tú la usaremos para el bien. –confesó Freed dándole el arma a Asia. –Está cargada con balas santificadas por el Santo Pontífice. Kleine Asia, úsala bien. –aconsejó el Sacerdote poniéndole la mano en el hombro.

–Claro que sí Padre. –aceptó Asia agarrando la pistola con fuerza y guardándola en un bolsillo de la ropa que llevaba para la reunión.

Cuando los Cadres y Arcángeles se prepararon para la batalla, Yeshua y Pedro permanecieron en el Trono; Yeshua con seguridad pues sabía que sus hermanos podían vencer a los demonios; Pedro tenía miedo, él no tenía ningún tipo de poder mágico, solo era un simple portero.

En eso, Issei y Raynare invocaron sus respectivas armaduras de sus Sacred Gears: el de Issei una armadura roja, con esmeraldas incrustadas, con sus seis alas desplegadas: 2 pares de caído y un par de dragón. Raynare también tenía su armadura colocada: era dorada, con amatistas y cuatro alas: un par de caído y un par de dragón. Ambos estaban conteniendo la respiración.
Entonces, sus respectivos dragones hablaron.

[Tut mir leid, Draig. Tut mir leid, was mein Bruder getan hat.] –habló Fafnir a través de la amatista que estaba en el pecho de Raynare disculpándose con Draig por lo que pasó con su hermano, Albion. (Lo siento Draig. Lo siento por lo que hizo mi hermano.)

[Nid oes dim yn digwydd Fafnir. Nid oedd eich brawd ond yn ymladd allan o uchelgais. Yn union fel fi pan oeddwn i'n byw...] –se disculpó, al igual que Fafnir, Draig. (No pasa nada Fafnir. Tu hermano solo peleaba por la ambición. Como yo cuando era joven...)

Tras la pequeña charla entre ambos dragones, Issei y Raynare hablaron entre ellos sobre cómo actuar en la batalla que vendría: Raynare tenía un plan muy elaborado: algunos ángeles, tanto caídos como puros, estarían al fondo, con arcos y ballestas, al frente estarían más ángeles con armas cuerpo a cuerpo, y frente a todos estarían los Cadres y Arcángeles. Issei aceptó la estrategia, estaba muy bien. En cambio, Issei solo quería lanzarse a lo bestia y matar a todos los demonios posibles, plan que fue rechazado a la primera.

Raynare les comunicó la estrategia a los Cadres y a los Arcángeles. Plan que fue avalado por los líderes. Yeshua solo aceptó la estrategia porque, si se hacía bien, no haría mucho daños al lugar.
Entonces, Raynare habló en voz alta a los presentes:

–¡Yedidim! Os hablo como una ángel más: luchemos y demos lo mejor de nosotros, estamos frente al Trono de Dios, frente a Yeshua, el hijo de Dios y nuestro líder. ¡Cadres, Arcángeles! ¡Deus Vult! –exclamó alentando a sus hermanos ángeles levantando su Espada Ropera al aire.

¡Deus Vult! –exclamaron todos los presentes levantando sus respectivas armas de luz al aire. Asia solo disparó al aire.

En ese momento, todos los ángeles, tanto caídos como puros, cargaron al frente de batalla, en la formación que Raynare les indicó: arqueros y ballesteros detrás, ángeles cuerpo a cuerpo delante, y delante del todo los Cadres y Arcángeles.

Fueron cargando hasta el Tercer Cielo, el lugar residencial donde los demás ángeles vivían en paz. Los ángeles se desplegaron de manera que los ángeles de ataque a distancia se colocaron encima de los edificios, los cuerpo a cuerpo entre las calles, bloqueándolas en formación de escudos y lanzas.

Estuvieron esperando unas horas, hasta que encontraron al fondo un gran número de demonios, armados con todo tipos de armas, con dos estandartes: el de la casa Astaroth y el de la casa Agares. En total había 121 legiones de demonios: 90 del clan Astaroth y 31 del clan Agares. En total había 725.000 demonios frente a un poco más de 500.000 ángeles, tanto caídos como puros.
Estaban en desventaja, tocaba a casi dos demonios a un ángel. Pero los demonios tenían debilidad frente a la luz.

Encima de las legiones, había dos demonios vestidos con armaduras: un peliverde con una sonrisa ladina, maliciosa. La otra era una chica, también peliverde, con ojos rojos, también vestida con una armadura.
Entonces habló el peliverde.

–Vaya, este sitio me da escalofríos. Tanto blanco y tanta pureza me asquea. Pero venimos por la portadora del Sephirot Graal. –expresó con arrogancia el heredero Astaroth.

–Cállate Diodora, tu forma de hablar sí que me asquea. –insultó la heredera Agares a Diodora, el heredero Astaroth.

–¡Cállate solterona! Da igual, de todas formas. ¡Atacad! ¡Gloria a Satán! –gritó a sus legiones al igual que la heredera Agares ordenó a sus tropas.

Entonces empezó una gran batalla que será recordada como "La Gran Batalla del Cielo". Batalla que cambiaría el destino del mundo sobrenatural para siempre.

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Palabras: 1326.

Siento la tardanza, estaba falto de inspiración. Además los exámenes se acercan, no esperéis un capítulo al día como antes.
Diodora y Seekvaira atacan el Cielo. Yeshua y Pedro se refugian en la sala del trono mientras que una gran batalla se lleva a cabo.
Atte.

E.S.Z.

El Dragón Carmesí De Grigory. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora