T.4.14

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Los abrahámicos estaban sentados en el sofá de la vieja cabaña rural donde se alojaban Rossweise, la Guardaespaldas personal del Padre de Todo y Rey de Asgard Odín, y Erik Grattson, en apariencia en un humano cualquiera que trabajaba como taxista pero que también tenia conocimiento del Mundo Sobrenatural puesto que no solo su esposa era una valquiria asgardiana, sino que él mismo era a su vez guardaespaldas personal de otro Aesir, de Frigg concretamente, la esposa de Odín y Reina de Asgard. Ambos residentes de la cabaña eran, por tanto, enlaces que los abrahámicos necesitaban para llegar a Asgard para negociar la adhesión de los Aesir en la Alianza.

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Mientras que Rossweise estaba en la cocina preparando un cafelito para ella, su marido y los invitados abrahámicos, Erik estaba por su parte en el salón, donde había dejado la leña en la chimenea y se había sentado en una de las butacas para exami...

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Mientras que Rossweise estaba en la cocina preparando un cafelito para ella, su marido y los invitados abrahámicos, Erik estaba por su parte en el salón, donde había dejado la leña en la chimenea y se había sentado en una de las butacas para examinar a los invitados, quería saber si las intenciones de los hijos de Elohim y del nephilim eran bienintencionadas o, por el contrario, venían con intenciones maliciosas ocultas. El Guardaespaldas de Frigg los examinaba uno a uno, a Baraquiel, Kokabiel, Tamiel y Abhainn, pero sin embargo en ninguno logró hallar malas intenciones.

―Acá tenéis los cafés, abrahámicos... ―dijo la mujer de cabello plateado sirviendo la bandeja con las bebidas a los invitados, recibiendo un escueto "gracias" por parte de los Cadres y del nephilim.

―¿Qué os trae a esta isla, si se puede saber claro está? ―preguntó directo al grano Erik, no quería que los abrahámicos se fueran por las ramas con un grandioso discurso que darían en el púlpito de una iglesia.

―Seré directo como el filo de mi lanza. ―habló Kokabiel dibujando una sonrisa en el rostro de Erik. ―Hemos venido a negociar la incorporación de los dioses de Asgard a la Alianza Sobrenatural. ―manifestó solemnemente el Ángel de las Estrellas al humano, el cual sonrió de oreja a oreja escuchando lo que decía el Cadre.

―¿Ves? Me gusta cuando me hablan a la cara, sin tapujos ni maquinaciones. ―expresó con sinceridad el humano a lo que los Cadres bajaron la guardia. ―Pero no, no creo que el Padre de Todo acepte una alianza con ustedes, narigones traga-arenas. ―insultó a los Cadres rechazando la posibilidad de que los abrahámicos lograsen una fructífera negociación.

El Dragón Carmesí De Grigory. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora