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En el mundo sobrenatural, los distintos panteones mitológicos tienen un espacio de territorio asignado. Normalmente coinciden con la máxima extensión que abarcaron sus versiones humanas. Por ejemplo, el Panteón sintoista ocupa el archipiélago japonés, el panteón nórdico, Escandinavia, las islas Feroe e Islandia o, en el caso de la mitología egipcia, el delta del río Nilo y su curso hasta la segunda catarata.

En el delta, la zona más próspera y habitada, había una ciudad que no era egipcia. Esta era Naucratis. Dicha ciudad era una colonia griega fundada por colonos de Mileto alrededor del siglo VIII antes del nacimiento de Yeshua. En esta colonia los griegos intercambiaban productos con los nativos egipcios y se establecían relaciones cordiales entre ambas etnias.

En el plano sobrenatural en cambio, cuando Zeus se estaba expandiendo por el Mediterráneo, al igual que los colonos griegos humanos, pidió permiso a los distintos dioses del Mediterráneo para fundar ciudades para comerciar -véase a Dragda en el caso de Massilia, o Endovélico en los casos de Emporion y Sagunto-. En el caso de Naucratis, Ra le dio una pequeña planicie en el delta, lugar donde se fundaría la dicha ciudad, Naucratis (en griego "Ναύκρατις, 'la que gobierna barcos').

Y a esa misma colonia se había dirigido Hermes cuando Zeus le comunicó que los demonios abrahámicos habían invadido el Tártaro, información que le había comunicado el mismísimo Hades. ¿Pero por qué Hermes se dirigió a Naucratis? ¿Acaso sabía de antemano que los Arcángeles y los Cadres estaban en Egipto? No, pero en situaciones de tal gravedad, su hermano, Apolo, suele hablar con el oráculo, el cual sí les dijo que los abrahámicos estaban en Egipto.

Y para allá que se dirigió Hermes, con sus botas aladas a la máxima velocidad que éstas le permitían. Tras unos 10 minutos desde que partió del Olimpo, cruzó el Mediterráneo desde Grecia hasta la desembocadura del río Nilo, donde se situaba la ciudad de Naucratis. Los habitantes de la colonia no se esperaban al dios del comercio, los mensajeros y de la astucia viniese al pequeño asentamiento.

Tampoco se lo esperaban los propios dioses egipcios ni sus más recientes aliados, los abrahámicos. Cuando vieron a Hermes llegar corriendo al palacio, el cual se encontraba en Menfis, es decir, Hermes había recorrido 255 km corriendo. Una distancia imposible de cruzar corriendo para un humano, pero tarea fácil para el dios griego.
Una vez estuvo en el palacio, dio la terrible noticia que Zeus le había comunicado "los demonios abrahámicos están invadiendo el Tártaro" dijo con pesar. Al escuchar lo que dijo el dios Hermes, los ahora aliados no dudaron en ayudar al panteón olímpico.

-Nosotros os ayudaremos, lo juro por Padre. -declaró el Arcángel Miguel con su diestra en el pecho.

-Y nosotros también os apoyaremos, lo prometo como líder de Khêmi. -manifestó Ra golpeando el suelo con su báculo.

-Ευχαριστώ ευχαριστώ πολύ. -dijo Hermes más tranquilo haciendo una reverencia a los presentes. -Ahora, si no os importa, acompañarme a la colonia. Allí partiremos a la Élade. -sugirió el dios del comercio a los Arcángeles, Cadres y a Ra.

-¿Y nosotros qué? -escuchó Hermes la voz de una joven con un tono de cierto amargor.

-¿Vosotras? -respondió el dios a la voz, dirigiendo su mirada a donde prevenía la voz, viendo a unas ángeles caídas sosteniendo a un joven castaño. -Veo que sois poderosas, aunque no habéis explotado todo vuestro potencial. También, ¿Es ese el Kόκκινος Δράκος, el que mató a Seth? -preguntó curioso Hermes a la angel caída pelinegra.

-Sí, el mismo. Es mi pareja. -respondió seriamente Raynare.

-Entonces venid también con nosotros. Si ese es el Kόκκινος Δράκος, nos será de gran utilidad en lo que se aproxima. -declaró el dios Hermes dirigiéndose hacia la puerta del palacio para irse de nuevo a Naucratis.

El Dragón Carmesí De Grigory. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora