Ella abrió los ojos exhausta, se encontraba cansada, como si hubiera estado corriendo por varias horas sin cesar. Con los ojos cansados, las piernas débiles y el cuerpo acostado en una cama de tamaño monumental, Herzha intentó incorporarse para poder contemplar la habitación en la que aparentemente estaba ahora acostada. Con mucha dificultad consiguió incorporarse y pudo al fin ver la habitación. Se palpó y notó que estaba complemente desnuda, no tenía nada puesto, ni siquiera ropa interior. Extrañada decidió ver a dónde estaba acostada y lo que vio la dejó boquiabierta.
Estaba acostada en una sala grande, las paredes estaban decoradas con seda de color carmesí, la cama era enorme, perfectamente cabrían 5 personas en ella sin ningún problema. Sólo había un ventanal a la derecha de la cama, una ventana también grande, de unos dos metros de alto. Enfrente de la cama dos armarios empotrados guardaban ropa y vestidos y entre los dos armarios un espejo dejaba ver a Herzha su aspecto, cansado y con ojeras -parecía que había dormido poco-. Al otro lado de la cama estaba la puerta de salida y un pequeño altar a Satán, con velitas de fuego fatuo y una estatuilla de la divinidad demoniaca hecha de mármol pulido.
Herzha jamás había estado en una habitación así de monumental y hermosa. Su habitación en el burdel de donde venía era enana en comparación y solamente tenia una cama para ella y como mucho para dos clientes. Ella también tenía una ventana en su habitación en su antigua habitación, pero era más pequeña, no más de un metro cuadrado y la estatuilla de Satán que ella tenía era de madera tallada. Rápidamente Herzha se dio cuenta de que no estaba precisamente en su burdel pero no recordaba exactamente cómo había acabado aquí, solamente recordaba algo: un brillante cabello carmesí y unos orbes como diamantes.
Estaba intentando recordar algo, por muy nimio que sea, que le recordase o le ayudase a recordar qué había pasado exactamente cuando escuchó unos toques en la puerta y un educado "¿Puedo pasar?". La voz era masculina y agradable, al contrario a la de los clientes que solía atender en el burdel, todos bordes y sin ningún cuidado en hablar con ella. Herzha se aclaró la garganta y se tapó para responder a la voz con un suave "Pase". La puerta se abrió y pudo ver a una especie de criado, vestía unas ropas elegantes, un traje con una pajarita, unos pantalones de vestir negros, guantes y zapatos mocasines negros. En sus brazos llevaba una bandeja de comida.
-Si me disculpa, tenga, el desayuno. La Duquesa de Gremory la espera en su despacho... -habló el camarero cordialmente dejando la bandeja a los pies de la cama.
-Gracias... supongo. -respondió Herzha viendo el desayuno a los pies de la cama, olía delicioso.
-La ropa la tiene en el armario, puede probarse todo lo que haya adentro, solamente tiene que elegir lo que le guste. -dijo por último el sirviente haciendo una leve reverencia a Herzha.
Herzha ahora sí que estaba boquiabierta. Maldecía a Satán* su suerte y procedió a desayunar lo que el camarero le había traído. ¡Qué gran sorpresa se llevó cuando vio que su desayuno estaba preparado a la manera de las súcubos! Mantequilla de liquido seminal, pan de trigo de los campos del Ducado Gremory, carne de animales de granja de los mismos campos y por último, pero no menos importante, un vasito de no más de medio litro de semen. El semen es la base de la alimentación de las súcubos, les da la grasa y los nutrientes suficientes para crecer y desarrollarse. Hasta que no maduran lo suficiente, las súcubos mas pequeñas solamente se alimentan del líquido seminal.
*Las súcubos, al igual que con los demonios, profesan la religión satánica. La principal diferencia es que el satanismo de las súcubos -e íncubos por consiguiente- es más intimo y más personal, no como en los demonios con sus ceremonias multitudinarias.*
Terminó Herzha de comer el desayuno y se levantó del enorme lecho donde estaba acostada. Con fuerzas reparadas, la súcubo se dirigió a los armarios y los abrió, dejando ver el interior de éstos. Vestidos de todas clases y colores, botas de tacón o sin tacón, abrigos de pieles, pijamas, joyería fina, guantes, toda la ropa imaginable estaba en esos armarios. Indecisa por tanta ropa -en su burdel solamente vestía una camiseta de mangas cortas y ropa interior, usualmente purpura o negra-. Tras mucho decidir y probarse ropa, por fin decidió qué ponerse.
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El Dragón Carmesí De Grigory. (+18)
Fiksi PenggemarEl Dragón Emperador Rojo, quién fue temido temido en todo el mundo sobrenatural, se ha levantado una vez más, y en esta ocasión, para sorpresa de todos, llamará a la unión, a la concordia y a la paz. Su búsqueda por la tan ansiada paz lo llevará po...