El dormitorio del apartamento donde vivían Issei y las chicas estaba a oscuras, las persianas estaban echadas evitando que la luz artificial de Grigory se colase a la habitación en la cual el castaño dormía plácidamente. Aunque plácidamente no significa acompañado: las chicas que vivían con él, ―Raynare, Asia y Adnigkukuda―, se habían levantado hacía una media hora para hacerle el desayuno al nipón. Y es que desde que Issei salió de la enfermería del Estadio ayer por la noche, las chicas le acompañaron al apartamento a través de un círculo mágico y se acostaron los cuatro juntos, pero sin hacer nada debido al extremo cansancio del castaño.
Mientras que el castaño dormía en su habitación, las chicas preparaban el desayuno en la cocina: cuatro tazas de café capuchino, un bol de biscottis o galletas típicas de la Toscana, solar natal de Asia, tortitas de pan ka'a de origen levantino palestino acompañadas de queso y, por último, un bol de carne de vaca troceada para servirla con los panes ka'a. Una vez estuvo el desayuno, Raynare lo sirvió todo en una bandeja y se dirigió con las demás a la habitación donde Issei seguía durmiendo. Abrió la puerta despacio para no despertarle de golpe, mientras que Asia y Adnigkukuda abrían las ventanas y poco a poco subían las persianas.
La luz iba entrando poco a poco en la habitación y mientras que Raynare colocaba la bandeja en la cama, Adnigkukuda entonaba con su dulce y hermosa voz una canción que había escuchado a Raynare tararear mientras cocinaban el desayuno esta mañana.
―Lam'natsei'ach shir mizmor~... ―canturreaba la súcubo en hebreo subiendo las persianas hasta arriba del todo ya para que la luz artificial de Grigory penetrase sin problema alguno en el dormitorio. (Un canto para el Vencedor~...)
Issei sintió incomodidad por la luz que empezó a entrar en la habitación y se intentó incorporar en el cabecero de la cama, pero no pudo hacerlo porque tenía las piernas bloqueadas por algo pesado. Se talló los ojos pesadamente y pudo contemplar el porqué no pudo incorporarse bien: una bandeja llena de comida en sus piernas que había sido colocada suavemente por su novia Raynare la cual estaba recostada a su lado desayunando ya, a la vez que Adnigkukuda y Asia estaban a sus pies haciendo tres cuartos de lo mismo. Issei se sorprendió y sonrió al ver la bella estampa: ¿Quién le diría hace dos años cuando Raynare le reclutó que viviría con tres lindas seres sobrenaturales y que desayunaría con ellas en la cama?
―Arigatō gozaimasu chicas. ―dijo agradecido el castaño llevándose a la boca una tortita ka'a con un poco de carne.
―Come Mušlugalsa, come y repara fuerzas. que ayer luchaste como jabato contra ese Sayf. ―recordó Adnigkukuda dándole un sorbo a su taza de café capuchino animando a su amante castaño a que desayunara.
―Gracias Adnig-san... ―dijo entre bocado y bocado el castaño a la súcubo, la cual sonrió por cómo la había llamado.
Así siguió el desayuno en el apartamento del castaño: Issei y las chicas comían amenamente en la habitación la comida que habían preparado las chicas. En eso estaban cuando Adnigkukuda encendió la televisión que tenía Raynare e Issei en la habitación colgada en una esquina. La súcubo se había aficionado al ver la tele, pues en casi tres siglos de vida nunca había visto una. Veía de todo en ella: reality shows (Gran Hermano pero de Grigory era su favorito), documentales, incluso los noticieros los veía (según ella para estar informada). Cuando se encendió la televisión estaban echando los noticieros de la mañana. La presentadora, una ángel caída de pelo negruzco, ojos verdosos oscuro, labios carmines y generoso busto escondido en un traje azul eléctrico, llamó la atención de Adnigkukuda la cual como si fuera una niña chica exclamó a la pantalla.
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El Dragón Carmesí De Grigory. (+18)
FanfictionEl Dragón Emperador Rojo, quién fue temido temido en todo el mundo sobrenatural, se ha levantado una vez más, y en esta ocasión, para sorpresa de todos, llamará a la unión, a la concordia y a la paz. Su búsqueda por la tan ansiada paz lo llevará po...