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La batalla que se estaba librando entre los egipcios y los demonios en el Khêmi era, cuanto menos, brutal. Al principio los del país del Nilo estaban siendo superados poco a poco, pero resistiendo con coraje y con valor, a pesar de las circunstancias. Pero mientras esta gran batalla sucedía, a unos kilómetros, otra batalla, más impresionante si cabe, estaba ocurriendo.

Un puño cargado con fuego dracónico fue dirigido al rostro de Raiser, quien lo recibió de lleno, haciéndolo retroceder y escupir sangre. En represalia, este le lanzo una patada cargada con fuego fénix hacia el pecho de Sayf, quien bloqueo el ataque con sus brazos cruzados. Ambos retrocedieron, tomando distancia de su oponente sin dejar caer su contacto visual, mirándose con intenciones asesinas.

-Nada mal, eifrit. Estoy complacido por ver que no eres un inútil en combate, como otros de tu asquerosa y repugnante raza... -alabó Sayf Al-tiniyn a su enemigo rubio.

-Deja de congratularme, bárbaro. Para eso están mis sirvientes. -escupió fríamente Raiser a Sayf, el cual le miraba con un cierto respeto.

Raiser acortó distancia entre ambos y lanzó un poderoso gancho, el cual fue esquivado por Sayf, quien saltó y lanzó una patada de hacha que Raiser esquivó por poco; el resultado del ataque de Sayf golpeando el suelo provoco una ola de fuego que dejo un cráter de varios metros de diámetro y unos pocos centímetros de profundidad.

Ambos reanudaron su batalla, lanzando una serie de golpes y patadas rápidas a su opuesto, ganando varias heridas en el proceso, y subiendo la intensidad cada vez, con cada momento.
Sayf dio tres golpes certeros al rostro, pecho y estomago de su oponente, seguido de una patada giratoria que lo envió a volar contra un pequeño edificio, del cual salió una bola de fuego que toma la forma de un ave fénix.

Desde la distancia, Raiser pensó que eso bastaría para derrotar al bárbaro hereje, pero lo que no se esperó, ni su hermana la cual se encontraba a varios kilómetros de ahí, era que Sayf aspiarase la bola de fuego. Literalmente, se la había tragado como si agua se tratase.

-Mnnn, ¡qué llamas más buenas! ¡Solo comparables a las de Apophis! -halagó Sayf a Raiser, aunque éste no lo viese como un halago.

-¡Bendito seas bárbaro, cómo te atreves a devorar mis llamas! -gritó Raiser indignado con el Neo-Dragon-Slayer.

Raiser, lleno de ira e indignación por esto, volvió a la refriega lanzando una brutal combinación de patadas de fuego del fénix a su oponente, que apenas logra esquivar o bloquear, pero el daño que recibió se vuelve cada vez mayor, con cada movimiento que daba.

-¡Flecha Infernal del Ave Fénix! -señaló el rubio Phoenix con su dedo índice a su oponente.

Entonces, de la nada, un llamarada de fuego en espiral se formó en su brazo y la disparó hacia Sayf. Pero, como anteriormente hizo el Neo-Dragon-Slayer, la llamarada fue absorbida de nuevo por Sayf, el cual se sintió con potencias renovadas.

-¡Rugido del Dragón de Fuego! -lanzó una llamarada en línea recta Sayf, dándole Raiser de pleno, mandándolo de nuevo a volar.

Raiser, lleno de ira, invocó sus alas de murciélago prendidas en llamas de fuego de fénix, y se lanzó de nuevo contra Sayf, para darle un poderoso puñetazo, el cual es bloqueado por el Neo-Dragon-Slayer el cual le da una patada a las costillas, haciendo que derrape por el suelo debido al impacto.

Sujetándose la zona afectada, Sayf ve a su oponente, quien se limpia algo de sangre de la zona afectada, la cual se iba sanando poco a poco gracias a los poderes de la casa Phoenix. Viéndolo con ira y determinación, Raiser le dijo con voz decidida.

-No importa lo que hagas, nada importara al final. Tú, y todos estos herejes y los traidores que os han visitado serán destruidos por nosotros. Los queridos dioses que tanto proteges serán ejecutados y mostrados a todos los demonios de clase baja para que aprecien nuestra superioridad. -amenazó Raiser a todo el panteón, Sayf se empezaba a irritar. -Aunque, pensándolo bien... esa mujer tuya podría ser una buena sirvienta la cual sirva al Sumo Sacerdote... -insinuó el rubio Phoenix mientras observaba con el rabillo del ojo a Hathor.

El Dragón Carmesí De Grigory. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora