17.

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En el Sexto Cielo la tensión era palpable en el ambiente. Los Cadres miraban con cierto temor a los ojos de los Arcángeles. Los Arcángeles miraban a los Cadres con comprensión y, en cierto modo, respeto, pues eran hermanos al fin y al cabo.

Tal era la tensión, que el aire podría cortarse con una espada de luz. Para poder calmar el ambiente, Issei habló a los Arcángel.

-Shalom, Arcángeles. -habló con respeto el Sekiryūtei a los Arcángeles, los cuales sólo le responden también con respeto.

-Salve, Sekiryūtei. -respondió Miguel, el líder provisional del Cielo.

Entonces, hechas las presentaciones, los hermanos comenzaron a hablar de forma más tranquila, charlando sobre las "infancias" de los Cadres y de los Arcángeles. Azazel habló con Miguel, Penemuel habló sobre cosas de mujeres con Gabriel, Baraquiel habló con Rafael y Baraquiel con Uriel. Shemhazai solo observaba y reía de alguna que otra cosa que salía de la boca de su Gobernador General.

Ya el ambiente no era tan tenso, era más relajado y tranquilo. En eso, Miguel se acordó de una cosa muy importante.

-Hermanos. Se me olvidaba una cosa muy importante. -recordó Miguel en voz alta.

-¿Qué cosa Miguel? ¿Lo del Sephiroth Graal? -preguntó Penemuel un poco nerviosa. ¡Cómo para no estarlo! Si salía bien iban a tener de vuelta a su hermanastro.

-Aparte, quiero enseñar a mis nuevos ángeles reencarnados. -respondió Miguel relajadamente. -Presentaos anda, presentaos. -habló aparentemente al aire.

En eso apareció en el suelo un círculo mágico dorado con una cruz en medio. Del círculo mágico salieron tres personas: la primera era una mujer, con el pelo azul y un mechón verde; la otra era una castaña con los ojos violetas; el último era un hombre mayor, unos sesenta años tendría, con el pelo canoso, y ojos burdeos. Todos iban vestidos con túnicas blanquísimas, con aros dorados sobre sus cabezas y un par de alas como la de los caídos, pero blancas.

-¿Irina? -dudó incrédulo Issei al ver a la castaño. Irina era su amiga de la infancia que se fue cuando tenía 6 años.

-¿Issei-san? -habló Irina con duda y escepticismo al ver a su amigo de la infancia.

Mientras, con Asia, ella veía al hombre mayor con sorpresa y mucha alegría, tanta que incluso alguna que otra lagrimita salía de sus verdes ojos.

-¿Padre Freed? ¿Eres tú? -titubeó la rubia al ver a su antiguo sacerdote.

-¿Asia? ¿Eres tú, kleine* Asia? -dijo con alegría y duda Freed.

*Kleine es pequeña en alemán*

En ese momento los viejos conocidos corrieron a abrazarse con muchísimo júbilo y alguna que otra lágrima traicionera.

En ese bellísima estampa, la peliazul simplemente se cruzó de brazos esperando una explicación de sus compañeros. Gabriel solo le explicó que Irina tenía un amigo de la infancia que llevaba varios años sin ver y que Asia se había reencontrado con el sacerdote que estuvo con ella durante su infancia. La peliazul lo comprendió y se quedó observando la emotiva escena.

-Y dime kleine, ¿cuántos demonios has matado? -preguntó Freed a Asia. A lo que ella le respondió que casi a todos los sirvientes de una casa demoníaca, un caballero, un alfil y una reina. -Vaya, ya casi me alcanzarás... recuerda que yo acabé con el heredero mayor de una casa demoníaca, y tú aun no. -alagó Freed recordándole sus logros.

-Ya lo sé Padre, por eso quiero superarte y que me hagas tu discípula. -replicó Asia con un tierno puchero.

-Jejejeje. Estoy seguro que ya lo eres... -le dijo en respuesta Freed acariciandole el rubio pelo de Asia.

El Dragón Carmesí De Grigory. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora